jueves, 4 de abril de 2013

Los europeos demandan un papel más activo del Estado en la economía

MADRID.- Los europeos quieren mantener el Estado del bienestar aunque tengan que pagar más impuestos y demandan un papel más activo del Estado en la economía, aunque hay diferencias entre países en cuanto a la vinculación de los ciudadanos respecto a la esfera pública, según el estudio 'Values and worldviews' elaborado por la Fundación BBVA.

   Según el estudio, que es la primera vez que se elabora, los europeos buscan una mayor intervención de los Estados en las economías en tiempos de crisis, aunque la mayoría cree que la economía de mercado es el sistema más conveniente pese a que sea también la causa de las desigualdades sociales.
   Así, la mayoría de los europeos apoya la diferenciación de los ingresos a partir del esfuerzo individual, aunque España se aleja de la posición europea, con una mayoría (55%) que aboga por ingresos más equilibrados con independencia del esfuerzo personal.
   Los europeos coinciden en la desconfianza que expresan hacia los políticos, puesto que creen que se preocupan más de sus propios intereses que de los de la sociedad. De hecho, los políticos constituyen el grupo social que menor confianza genera en Europa en general y en España en particular. La confianza en España llega a niveles mínimos (media de 1,5 en una escala de confianza 0 a 10 frente a una media de 3,7 en una medición realizada por la Fundación BBVA en 2005) y los más bajos de todos los países examinados (1,5 frente al promedio europeo de 3).
   Pese a las coincidencias, los resultados describen distintos modelos de cultura política. Suecia, Dinamarca y Países Bajos se caracterizan por ciudadanos mejor informados, con mayor nivel de asociacionismo y una participación pública mayoritaria que se canaliza por vías como la decisión individual de consumo o el boicot a productos por motivos políticos, éticos o medioambientales.
   En cambio, Italia y España representan otro modelo en el que los ciudadanos están menos informados, con un bajo nivel de asociacionismo y una participación pública que no alcanza a la mayoría y que se canaliza mediante recogida de firmas o movilizaciones colectivas. En estos países, la confianza en la democracia, las instituciones y los políticos es menor, pero hay una valoración positiva del voto como la vía por la que los ciudadanos pueden influir en lo que hace el Gobierno.
   De hecho, los españoles son los que más han participado en manifestaciones y huelgas en el último año (23% y 21%, respectivamente, frente al 10% y 8% en el promedio europeo)
   Sobre la propia crisis, existe consenso sobre su gravedad, aunque la percepción de esa gravedad aumenta en países como España o Italia. La responsabilidad del ajuste se la atribuyen a un amplio conjunto de grupos e instituciones, entre los que destacan los políticos, los bancos, los gobiernos nacionales, los dirigentes de la UE, las compañías financieras y las agencias de calificación.
   En concreto, los españoles destacan de la media europea porque adjudican mayor responsabilidad de la crisis a las empresas constructoras y menor responsabilidad a "los países del Sur de Europa".
   En este contexto, el 39% de los europeos se inclina por hacer ajustes con el fin de cuadrar las cuentas públicas, mientras que el 40% cree que es mejor mantener o aumentar el gasto para estimular el crecimiento. Predomina la preferencia por mantener o aumentar el gasto en España (el 59%), Suecia, Países Bajos y Dinamarca, y también en República Checa y Reino Unido. En Francia y Alemania predomina, en cambio, la preferencia por implementar ajustes para cuadrar las cuentas públicas.
   Así, los españoles quieren que crezca el gasto público en sanidad (78%); en atención a discapacitados (75%), mayores (73%) y parados (69%);  en educación (65%) y en investigación científica (62%).
   La mayoría en los países de la Eurozona incluidos en el estudio cree que el euro ha sido algo negativo para la economía de sus países, salvo en Países Bajos. Sin embargo, la mayoría de los ciudadanos se posicionan en contra de volver a la antigua moneda nacional.
   Aún así, la mayoría de la población en todos los países prefiere que cada Estado miembro mantenga su propia autoridad económica frente a que la Unión Europea tenga más autoridad sobre todos los países, posición que se acentúa en Reino Unido, República Checa y Suecia.
   La crisis es percibida de manera desigual por la población de los países analizados, puesto que los españoles, checos, italianos, británicos, polacos, franceses y, en menor medida, los holandeses se sienten "muy" o "bastante" afectados por ella. Daneses, suecos y alemanes, en cambio, son quienes menos se sienten afectados. En concreto, el 73% de los españoles se siente muy o bastante afectado personalmente.
   Esta situación ha llevado a que la mayoría de los europeos haya desarrollado nuevos hábitos de consumo frente a la crisis con el fin de reducir el gasto del hogar. En concreto y entre los españoles, las medidas más frecuentes han sido comprar productos de marca blanca (75%), reducir los gastos en actividades de ocio (73%) o reducir el gasto en alimentos (53%). Además, un 51% tuvo que recurrir a sus ahorros para cubrir gastos del hogar.

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