PARÍS.- El presidente de Francia, François Hollande,
ha hecho balance de su primer año en El Elíseo con un discurso en el que
ha culpado a la herencia recibida de la situación actual del país y en
el que ha desvelado, a grandes rasgos, un plan de inversiones para los
próximos diez años que comenzará a notarse en el periodo 2013-2014, el
de los "resultados".
Hollande ha tomado la palabra en una reunión con su Gobierno para
asegurar que, aunque las medidas adoptadas en el último año son
"consistentes", queda un camino "considerable" por recorrer. El
mandatario ha recordado que asumió el mando con un país "corroído por el
déficit, abrumado por la deuda, debilitado por la pérdida de
competitividad y, sobre todo, obsesionado por el aumento continuo del
paro".
"No somos responsables y mucho menos culpables", ha explicado
Hollande al enumerar parte de sus "medidas correctoras". Una de ellas ha
sido la subida de impuestos, que el propio presidente ha reconocido
como "impopular".
"No conozco ningún Gobierno en el mundo que, al
aumentar los impuestos, haya visto hacia él un afecto irreprimible",
pero es "la única forma de asegurar la soberanía del país", ha
apostillado.
El presidente ha añadido a la situación concreta de Francia la de
su entorno y ha afirmado que, hace un año, la economía de la eurozona se
acercaba a la "explosión" y era víctima de una recesión fruto de "una
austeridad sin límite". Ahora, ha proseguido, Francia ha impulsado la
"creación de la unión bancaria, la preservación de la integridad de la
zona euro, la creación de la tasa sobre las transacciones financieras"
y, todo ello, con el "crecimiento" como motor.
Sobre este marco económico, el Gobierno socialista ha apostado por
la "seriedad presupuestaria", el impulso de la "competitividad", el
"control de las finanzas" y la "reforma del mercado de trabajo", según
Hollande. Todas ellas, ha explicado, reformas para "cambiar la cara de
Francia" y "profundamente".
Sin embargo, el mandatario francés ha pedido "tiempo" para que las
medidas comiencen a dar sus frutos. En este sentido, ha pronosticado
que el próximo año será el de los "resultados", si bien ha dicho
entender el "escepticismo" de una ciudadanía a la que le han prometido
"muchas veces" que iban a ver "la salida del túnel".
Hollande ha expuesto un calendario de cambios basado en "dos
fases", la primera de las cuales pasa por la "rectificación" de las
políticas anteriores. Posteriormente, Francia podrá emprender una nueva
senda de "adelantamiento", ha añadido el presidente, que acto seguido ha
expuesto las "tres grandes prioridades" del Gobierno para los cuatro
años que restan de quinquenio.
La primera de las "batallas" que debe librar el país es la del
empleo, ha explicado Hollande, que confía en "invertir la curva del
paro" a "finales de año". Como segunda prioridad, el mandatario galo ha
citado la infancia y juventud y, en tercer lugar, ha planteado la
"preparación del futuro".
"El primer ministro presentará en las próximas semanas un plan de
inversiones para los próximos diez años. Comprenderá lo digital, la
transición energética, la salud, las grandes infraestructuras y, de una
manera general, las nuevas tecnologías", ha anunciado Hollande, sin
entrar en más detalles.
Las reformas esbozadas por Hollande también incluyen la reforma de
la administración pública, cambios en el sistema de formación
profesional y una reforma de las pensiones para salvar el actual
"desequilibrio" y lograr el superávit en el sistema de subsidios.
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