LISBOA.- Portugal volvió hoy a los mercados de deuda a largo
plazo, mientras sufre una nueva evaluación extraordinaria de la troika,
con una emisión a diez años y el 5,6 % de interés que el Gobierno
conservador consideró un éxito y una prueba de confianza.
La secretaria de Estado del Tesoro luso, Maria Luís Albuquerque,
informó en rueda de prensa de los resultados de la emisión, realizada a
través de seis bancos y por 3.000 millones de euros.
Con una demanda que triplicó la oferta, la consideró una prueba de
que "las condiciones para una presencia regular de Portugal en los
mercados están dadas".
La colocación se produjo en el inicio de la segunda visita
extraordinaria que realizan al país los técnicos de la Comisión Europea
(CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional
(FMI), conocidos como la troika, para analizar los últimas medidas de
austeridad anunciadas por el Ejecutivo luso.
La delegación de la troika prosigue la séptima evaluación sobre el
cumplimiento de los compromisos del rescate portugués, empezada a
mediados de marzo y alargada como ninguna otra por las vicisitudes del
programa de austeridad del Gobierno conservador luso.
En medio del examen internacional y la emisión de deuda, que no se
cerró hasta el final de la jornada, el primer ministro portugués, Pedro
Passos Coelho, inició sus contactos con los partidos, los sindicatos y
los empresarios en busca de consenso para su nuevo plan de austeridad,
que cuenta ya con el rechazo de todos.
El jefe de Gobierno se reunió con el secretario general de la Unión
General de Trabajadores (UGT, socialista), Carlos Silva, que reveló
después la disponibilidad del Ejecutivo para sustituir uno de sus nuevos
ajustes más polémicos, un gravamen sobre las pensiones.
El líder conservador anunció el viernes, además de esa medida, que
reducirá un 10 por ciento los gastos de los ministerios, prescindirá de
30.000 funcionarios, pasará la edad de jubilación de 65 a 66 años y
ampliará la jornada laboral en la Administración de 35 a 40 horas
semanales.
Con estas medidas, que consideró "abiertas al diálogo", Passos Coelho
espera ahorrar 4.800 millones de euros entre 2013 y 2015, como pide la
troika.
El paquete de austeridad incluye una reforma estructural del Estado
para reducir sus costes y, además, ajustes presupuestarios para
compensar los recortes de subsidios y pensiones anulados en abril por el
Tribunal Constitucional luso, que generaron este año un déficit de
1.300 millones de euros.
En medio del nuevo examen de la troika y el inicio de un diálogo
difícil, que sus interlocutores dan por fracasado, el resultado de la
colocación de deuda fue acogido con euforia por el Gobierno.
La secretaria de Estado del Tesoro destacó que a la emisión acudieron
de nuevo inversores "tradicionales", como bancos, fondos, aseguradoras o
planes de pensiones, y en un 86 por ciento extranjeros.
"La estrategia del Gobierno ha permitido recuperar la confianza de
los mercados", agregó Albuquerque, en alusión al programa de austeridad
aplicado desde que los conservadores llegaron al poder, en las
elecciones anticipadas de 2011 tras el rescate financiero.
Según el programa de asistencia, que ha permitido a Portugal contar
con 78.000 millones de euros a intereses menores a los del mercado, la
vuelta a las subastas de deuda a largo plazo debería producirse en el
segundo semestre de este año, cuando se acaban los fondos de la UE y el
FMI.
En enero Portugal ya subastó por primera vez deuda a largo plazo,
2.500 millones a cinco años y un interés del 4,89 %, y la secretaria del
Tesoro indicó que completar la primera fase del regreso a los mercados
"trae confianza a la economía y abre el camino a la financiación
sostenible de las empresas".
Portugal no ponía a la venta directamente obligaciones a diez años
desde enero de 2011, tres meses antes del rescate, cuando los inversores
le exigieron una rentabilidad del 6,71 %.
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