MADRID.- El Gobierno español podría haber rebajado su tono sobre
la austeridad, pero su prioridad para la economía sigue siendo reducir
el déficit presupuestario más que estimular el crecimiento, mostró un
documento oficial enviado a Bruselas.
"El compromiso de España con la estabilidad
presupuestaria hace imposible la instrumentación de políticas fiscales
expansivas, de forma que los impulsos favorables al crecimiento deberán
provenir en su mayor parte de las ganancias de competitividad", dijo el
Gobierno en un documento que actualiza el programa de estabilidad entre
2013 y 2016.
Con el visto bueno de Bruselas, el Ejecutivo relajó la
semana pasada hasta 2016 sus objetivos de reducción del déficit en un
intento por dar aire a una economía que se contraerá este año más de lo
esperado inicialmente, según las previsiones oficiales.
A lo largo de la crisis de deuda europea, España ha
implementado estrictamente los recortes presupuestarios, subidas de
impuestos y reformas estructurales que ha pedido Bruselas, aunque a
costa de ver una contracción de su economía y una tasa de paro del 27
por ciento.
Esto lo convierte en un caso paradigmático del cada vez
más tirante debate europeo de hasta dónde llegar con las medidas de
austeridad en un momento en el que el crecimiento económico sigue sin
despegar.
El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy,
un defensor de la austeridad en su primer año en el poder, ha intentado
desde febrero encontrar una vía intermedia entre los partidarios de la
austeridad y del crecimiento.
Públicamente se ha alineado con su homólogo francés
François Hollande para pedir más estímulos en Europa, y se prevé que se
reúna con el nuevo primer ministro italiano, Enrico Letta, la próxima
semana para hablar de maneras de reactivar el crecimiento.
Pero en el documento de 98 páginas colgado el martes
por la noche en el sitio web del Ministerio de Economía, el Gobierno
parece estar más cerca de la canciller alemana Angela Merkel al
comprometerse a no separarse de la disciplina fiscal.
El plan, enviado previamente a la Comisión Europea,
detalla nuevas medidas de austeridad para 2013 por valor aproximado de
3.000 millones de euros, que se obtendrían en gran parte a través de
impuestos sobre energía, y una reforma de las políticas activas y
pasivas de empleo.
"Incluirían unos 800 millones en medidas de imposición
sobre consumos que presentan mayores externalidades negativas, otros
1.000 millones en la mejora de la coordinación de las políticas activas y
pasivas de empleo y finalmente otros 800 millones derivados de medidas
adicionales de ahorro de gasto", añadió.
En su afán por cumplir con la nueva meta de déficit del
6,3 por ciento este año, el Gobierno ofrece como garantía realizar
nuevos ajustes si después del verano aprecia alguna desviación.
"Como garantía adicional, si en el mes de septiembre de
2013 el Gobierno identificara alguna desviación en la ejecución
presupuestaria, se adoptarían nuevas medidas de no disponibilidad
presupuestaria para cumplir los objetivos presupuestarios", dijo el
Gobierno.
El Ejecutivo se compromete a aprobar "automáticamente"
nuevas medidas hasta 2016 en caso de que haya una desviación de la senda
de consolidación fiscal.
"Si en cualquiera de estos años (desde 2013 hasta 2015
incluido) se evidenciara la necesidad de adoptar más medidas para
alcanzar los objetivos presupuestarios proyectados, el Gobierno lo hará
automáticamente", dijo el Gobierno en el documento, que no recoge 2016
en su tabla de medidas debido a que está fuera de la actual legislatura.
El plan añadió que se usaría cualquier crecimiento extraordinario a reducir el déficit.
"Como elemento adicional de la estrategia fiscal, el
Gobierno se compromete a invertir principalmente los efectos de un
crecimiento por encima del esperado en reducción del déficit público",
dijo.
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