MADRID.- La crudeza de la crisis ha golpeado a los jóvenes españoles con un paro
del 57 por ciento, y los ha abocado a
aceptar a regañadientes un trabajo duro que los españoles rechazaron
durante el boom económico iniciado a finales de los 90, cuando estas
labores pasaron a realizarlas principalmente los inmigrantes.
Atajar el paro juvenil en Europa se ha convertido en una prioridad
para sus dirigentes, temerosos de que el colectivo que más cree en el
proyecto europeo vea frustradas sus expectativas vitales a causa de una
oleada de austeridad presupuestaria que está retrasando la recuperación
económica.
El desempleo juvenil será un tema central de la próxima cumbre de
líderes de la UE el 27 y 28 de junio, y habrá una conferencia sobre este
tema en Berlín el 3 de julio.
Ante esa amenaza del desempleo, se pone de manifiesto
una tendencia cada vez más frecuente: los jóvenes españoles están
volviendo al campo para afrontar la crisis, desde casos desesperados en busca de cualquier empleo a destajo hasta otros enfoques
innovadores y más meditados.
El número de jóvenes que solicitó ayuda el año pasado para
incorporarse al sector primario aumentó un 79 por ciento respecto a la
media de los cinco años anteriores, según un estudio de la Coordinadora
de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG), que lo calificó de
"un interés sin precedentes para acceder a la profesión de agricultor y
ganadero".
"El joven que está ahora instalado en el campo lo hace porque hay
una situación económica negativa y busca una salida no en la
construcción, el turismo o la restauración, sino de vuelta a la
agricultura, y en la agricultura hay ciertas expectativas", dijo José
Luis Miguel, director técnico de COAG.
En este fenómeno de retorno al sector primario, sobre el que penden
grandes incertidumbres como la actual negociación de las subvenciones
que concederá la UE para los próximos años, convergen a menudo unas
desesperantes situaciones laborales y personales.
La vuelta al medio rural no implica necesariamente desarrollar una labor tradicionalmente asociada al campo.
Abraza la Tierra es una organización que lleva desde 2006
facilitando la vuelta al mundo rural de urbanitas que puedan desarrollar
su propio trabajo en un pueblo.
"(El mejor perfil es el de) cualquier profesión liberal que te
permita trabajar con una conexión a Internet. Periodistas, arquitectos,
diseñadores gráficos o publicistas", dijo Eva María González,
coordinadora de la red de oficinas de esta agrupación.
El perfil mayoritario para acceder a un área rural cercana a Madrid,
por ejemplo, es el de una pareja de unos 35 años, con estudios
superiores y sin hijos, que buscan reducir sustancialmente sus gastos y
estrés.
"No es lo mismo una vivienda en un pueblo, donde puedes alquilar una
gran casa por 300 euros al mes, que en Madrid o Barcelona, donde no es
asequible para la mayoría de la gente. Se gana mucho en calidad de vida,
en espacio, en tiempo", dijo González.
La asociación dijo que en los tiempos de crisis ha recibido una gran
cantidad de solicitudes de gente que procedía de sectores de difícil
colocación, como el de la construcción, y reconoció que generalmente no
pueden ayudar a estas personas porque el hundimiento inmobiliario tras
más de una década de boom del sector también afectó al mundo rural.
Pese a tener todo en su contra, sigue habiendo gente que tienen claro que su futuro está lejos de la ciudad.
"A veces llegan personas que no saben a qué se van dedicar. Te dicen
que les da igual, que lo único que quieren es largarse de Madrid",
dijo.
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