ATENAS.- El primer ministro de Grecia, Antonis Samaras, afrontó
el miércoles una revuelta política de sus socios de coalición y el
recrudecimiento del descontento público horas después de que su Gobierno
cerrara repentinamente la televisión estatal ERT.
La cadena dejó de transmitir pocas horas después del anuncio, al que
el Gobierno calificó como una medida temporal para impedir que se siga
malgastando el dinero de los contribuyentes.
Samaras dijo que cerrar el canal era una prueba de las políticas que
se necesitarán para transformar a Grecia para que no sea "un Parque
Jurásico real, el único lugar de la tierra en el que los dinosaurios
sobrevivieron".
Pero los dos socios de centroizquierda de la coalición estaban
furiosos, diciendo que no habían sido consultados y demandando que la
cadena vuelva a transmitir. Las declaraciones no llegaron a amenazas de
abandonar el Gobierno.
Los sindicatos pidieron un paro nacional de 24 horas para el jueves y
los periodistas iniciaron una huelga indefinida, forzando un bloqueo
informativo en cadenas de televisión y periódicos privados.
Algunos periodistas de ERT tomaron el edificio de la cadena y
transmitieron a través de Internet. Realizaron noticieros en repudio al
cierre y repitieron imágenes de miles de personas reunidas fuera para
protestar contra la medida.
Los problemas, combinados con el desbarajuste de un problemático
programa de privatizaciones, son un golpe al aumento en la confianza de
los inversores que había llevado a Samaras a decir que el riesgo de una
salida de Grecia de la zona euro había terminado y que la recuperación
estaba en camino.
Los rendimientos de los bonos referenciales de Grecia a 10 años
volvieron a superar el 10 por ciento después de que Atenas no pudiese
vender la empresa estatal de gas DEPA el lunes, poniendo en riesgo el
cumplimiento de los objetivos del rescate.
El mercado bursátil doméstico operaba a mínimos en dos meses después
de que Grecia se convirtiese en la primera nación desarrollada en ser
degradada al estado de mercado emergente por el proveedor de índices
accionariales MSCI.
El Gobierno de Samaras no quiso hacer comentarios sobre la
reclasificación, mientras intenta contener una creciente reacción contra
el dramático cierre de ERT.
En Atenas, la crisis de ERT opacó la reclasificación que MSCI hizo
del país, cuya bolsa, según la firma, no cumplió criterios de mercados
desarrollados durante dos años. Aún así, los operadores de bolsa dijeron
que la maniobra podría desencadenar ingresos de fondos al mercado.
Los analistas dijeron que el descontento por el conflicto de la
cadena estatal implicaba una amenaza más inmediata para el Gobierno,
incluso aunque los tres canales estatales de ERT tienen una audiencia de
apenas un 13 por ciento. Unos 2.000 de sus 2.600 empleados no son
periodistas.
El Gobierno prometió reabrir ERT en unas semanas y justificó el
repentino cierre por temores acerca de que los trabajadores pudieran
dañar el equipamiento de propiedad estatal.
"Algunos dicen que lo que estamos haciendo es indignante", declaró
Samaras. "Es nuestra obligación detener lo que está sucediendo, dejar de
esconder nuestros problemas y finalmente empezar a lidiar con ellos",
agregó.
Un importante funcionario gubernamental dijo que Atenas tenía la
presión de mostrar a inspectores de la Unión Europea y el Fondo
Monetario Internacional que tenía un plan para despedir a 2.000
empleados estatales como exige su rescate, y que el cierre de ERT era la
única opción disponible para cumplir ese objetivo.
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