BRUSELAS.- El presidente del Eurogrupo, Jeroen
Dijsselbloem, se ha declarado este jueves optimista sobre la
recuperación de la economía de la eurozona, que salió de la recesión en
el segundo trimestre del año, pero ha avisado del retraso en la
aplicación de las reformas estructurales que la UE exige a los Estados
miembros para mejorar la competitividad.
"Hay motivos para el optimismo. Algunos países y la eurozona en su
conjunto han salido de la recesión, en otros hay signos optimistas
sobre el retorno del crecimiento y el empleo", ha dicho Dijsselbloem en
una comparecencia ante la comisión de Asuntos Económicos de la
Eurocámara, en la que ha avisado de que la recuperación todavía es
"frágil".
No obstante, el jefe del Eurogrupo ha descartado la posibilidad de
una recuperación sin empleo, aunque ha admitido que la creación de
puestos de trabajo puede retrasarse. "Siempre hay una diferencia
temporal entre crecimiento y empleo y por eso no estoy preocupado por un
largo periodo de crecimiento sin empleo", ha apuntado.
A su juicio, la mejora económica se explica por las políticas de
ajuste y reformas de la UE y la actuación del Banco Central Europeo
(BCE). "No hemos hecho cosas equivocadas", ha asegurado, aunque ha
criticado el retraso en la aplicación de algunas reformas.
"Estoy preocupado por las reformas estructurales y la velocidad de
aplicación", ha resaltado Dijsselbloem. "Tenemos que garantizar que no
paremos las reformas. Creo que queda mucho trabajo por hacer en materia
de aplicación", ha insistido.
Dijsselbloem ha insistido en que es "muy urgente" seguir avanzando
en la unión bancaria para acabar con la fragmentación del mercado de
crédito en la UE. A corto plazo, ha apelado al plan que prepara el Banco
Europeo de Inversiones y ha dicho que espera novedades en la reunión
del Ecofin que se celebrará la semana que viene en Lituania.
En cuanto a la unión bancaria, el jefe del Eurogrupo ha reclamado
la participación de expertos independientes en la nueva ronda de test de
estrés que realizará el Banco Central Europeo (BCE) a principios de
2014, antes de convertirse en supervisor único de la eurozona, para
garantizar la fiabilidad de los resultados y evitar los problemas de las
dos primeras rondas, que no detectaron los problemas del sector.
"Me parece importante un escrutinio en profundidad e independiente
de la calidad de los activos. Las empresas privadas deben tener un
papel en esto, creo que es inevitable y necesario", ha insistido. Pero
ha dejado en manos del BCE la definición de los detalles del proceso.
En caso de que se detecten necesidades de capital, Dijsselbloem ha
dicho que no habrá un "cheque en blanco". En primer lugar, las
entidades con problemas deberán aplicar un porcentaje mínimo de pérdidas
a sus accionistas y acreedores. Luego intervendrán los Estados miembros
con ayudas públicas y sólo como "último recurso" se podrá acudir al
fondo de rescate de la UE (MEDE).
"No quiero especular sobre el tamaño de los problemas que nos
encontraremos, pero los afrontaremos", ha insistido el jefe del
Eurogrupo.
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