NUEVA YORK.- EE UU lleva años apostando por su renacimiento energético mientras sigue creciendo la infraestructura para dar salida al petróleo y el gas natural que emerge
de los nuevos yacimientos que se explotan en el interior del país y
Canadá.
frenética carrera energética en la que está inmersa EE UU, que va a
tener importantes implicaciones para su economía y en sus relaciones con
el resto del mundo. Dennis Ross, antiguo negociador para Oriente Medio,
puso en evidencia recientemente como la autosuficiencia energética
puede trastocar el equilibrio de fuerzas en la región.
El temor del diplomático es que haya un repliegue de EE UU como poder
en la zona, porque ya no depende del petróleo del Golfo Pérsico. Algo
similar ven otros analistas con Venezuela y otros países productores en
América Latina. “Los efectos de la evolución energética de EE UU se
sentirá más allá de Norteamérica y de la industria”, señala la Agencia Internacional de la Energía en uno de sus informes sobre tendencias.
Las cifras están ahí. El pasado octubre, el Departamento de Energía anticipaba que EE UU será ya este año el principal productor de petróleo
y de gas natural del mundo, con lo que supera a Rusia y Arabia Saudí.
Se explica por la cantidad de hidrocarburos que se están explotando en
Texas y Dakota del Norte, por no dejar de mencionar el gas natural que
se extrae de la roca porosa en algunos Estados de la costa este.
Hace cinco años, EE UU producía por debajo de 20 millones de barriles
diarios de petróleo y gas natural, repartidos a partes iguales. Rusia
superaba ese nivel combinando las dos fuentes fósiles, mientras que
Arabia Saudí era el mayor productor de crudo. Ahora la producción total
estadounidense se acerca a los 25 millones de barriles y supera en el
petróleo al país árabe.
La clave de este repunte está en las exploración del esquisto. Hay
una docena de países tratando de dar con un modelo viable para explotar
el gas natural atrapado en las formaciones rocosas. Pero EE UU es la que
va claramente por delante, pese a la controversia que genera esta
técnica de extracción. En la actualidad representa más del 40% de la
producción total de gas natural en EE UU y el 15% en Canadá.
Y sería aún mayor, de no ser porque la capacidad de la
infraestructura para transportar toda esta energía es limitada.
Volviendo al caso de Buffett, la petrolera ConocoPhillips cuenta con
numerosos proyectos en marcha en Athabasca (Alberta) mientras que
ExxonMobil tiene 4.000 millones de barriles en reservas probadas en
depósitos de esquisto en Canadá. Suncor, por su parte, es el mayor
productor en arenas petrolíferas.
La proyección del Departamento de Energía es que la producción de
petróleo de EE UU se mantenga en los 10 millones de barriles diarios
entre 2020 y 2040. En el caso de los combustibles líquidos, subirá a 18
millones de barriles diarios en dos décadas y media. Eso permitirá
reducir las importaciones netas al 25% en 2016 frente al 60% en 2005.
Este repunte en la explotación de los recursos fósiles no se está
viendo acompañado, sin embargo, por un incremento de la inversión en las
denominadas como energías limpias, que se presentó en el pasado como
otro de los componentes clave para abrir el camino hacia la
independencia. Al contrario, cayó un 41% en el último año. El gas
natural es mucho más barato de extraer y lucrativo para las petroleras.
La idea de la autoabastecimiento era impensable hace cinco años.
Ahora es posible que EE UU y Canadá se conviertan en exportadores netos
de petróleo y gas natural en 2025, superando a los países de Oriente
Medio. El Departamento de Energía está empezando a relajar las
restricciones que aplica a las exportaciones de gas natural. Su
proyección es que para 2018 sea exportador neto de todas las formas de
gas natural.
Con todos estos depósitos a mano, la atención de EE UU rota
claramente hacia Asia. Es lo que está haciendo también Canadá,
anticipando que su vecino y principal socio comercial al sur del
continente norteamericano ya no va a necesitar tanto de sus recursos
energéticos para alimentar su economía. Pero este ajuste en el equilibro
del poder en el mercado energético también puede afectar a la relación
con Europa.
Al producir su propia energía, reduce el desequilibrio en la balanza
exterior y la economía se beneficia de una reducción en el precio del
combustible que demanda su industria, lo que le da una importante
ventaja competitiva. Eso explica por qué algunas multinacionales están
volviendo a incrementar sus operaciones en el país. No solo se reducen
los costes de producción para la manufactura, también los del
transporte, según crónica de 'El País'.
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