ROMA. La pobreza en Italia
ha alcanzado su mayor nivel en al menos 16 años en medio de una crisis
económica que ha hecho crecer el desempleo y recortado los salarios,
según un informe sobre cohesión social divulgado el lunes.
La pobreza relativa, definida como una familia de dos personas
viviendo con un ingreso mensual de 991 euros (1.400 dólares) o menos,
afectaba a un 12,7 por ciento de las familias, el mayor nivel registrado
desde que comenzó en 1997 la serie de datos actual, según el informe de
la agencia de estadísticas ISTAT.
El documento, un compendio de información sobre datos que van desde
el empleo hasta la demografía, muestra que la pobreza se profundizó en
todas las áreas de Italia entre 2011 y 2012. La pobreza relativa aumentó
del 4,9 por ciento al 6,2 por ciento en el norte, más rico, y del 23,3
por ciento al 26,2 por ciento en el sur, más pobre.
El informe refleja un panorama sombrío por el impacto de la peor
recesión de posguerra que ha afrontado el país, con la desocupación en
niveles récord, ingresos reducidos y una disminución permanente del
empleo a tiempo completo.
"Como uno de los países más afectados de la crisis, Italia registró
una disminución progresiva en los principales indicadores
macroeconómicos y sociales en 2012", dijo el ministro de Trabajo y
exjefe de la ISTAT Enrico Giovannini en la introducción del informe.
"No obstante, la cohesión social se mantuvo, lo que permitió al país
respaldar sacrificios cuyo objetivo es recuperar la estabilidad
financiera y aprobar importantes reformas", agregó.
El desempleo en Italia se encuentra en su mayor nivel desde al menos
fines de la década de 1970 con la tasa total de paro en el 12,5 por
ciento y la desocupación juvenil en máximos del 41,2 por ciento en
octubre, según las últimas cifras de ISTAT.
El número de trabajadores con contrato permanente y a tiempo
completo cayó a 10,3 millones en 2013, una disminución del 1,3 por
ciento de un año antes, mientras que el número de jóvenes con contrato a
tiempo completo bajó un 9,4 por ciento en un año.
Las cifras enfatizaron el desafío que afronta el Gobierno del primer
ministro Enrico Letta, que planea cambiar las reglas del mercado
laboral para disminuir la brecha entre trabajadores permanentes con
beneficios y privilegios y el creciente número de empleados de tiempo
parcial y temporal con pocas protecciones laborales.
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