TORONTO.- Canadá, un país en general admirado por su modelo político, su éxito económico y sus avances sociales, inició 2013 con buenos augurios para el Gobierno del primer
ministro conservador, Stephen Harper.
El país, que escapó casi sin un
rasguño de la gran crisis económica mundial de 2008, a diferencia de sus
principales socios occidentales, seguía generando empleo y crecimiento.
Eran
buenas noticias para Harper, que quiere acudir a las próximas
elecciones generales, en 2015, sin el multimillonario déficit
presupuestario que el país acumuló para enfrentarse a la recesión
mundial.
Lo mismo no se puede decir de la decisión de Harper de retirar a
Canadá del Protocolo de Kyoto para luchar contra las emisiones de gases
con efecto invernadero.
La inusitada retirada, que ha
convertido a Canadá en el único país del mundo que ratificó Kyoto y que
posteriormente canceló sus compromisos internacionales, se materializó
en diciembre de 2012 pero sus efectos se han hecho sentir durante 2013.
Prácticamente
en cada foro internacional sobre el cambio climático celebrado en 2013,
Canadá ha sido ridiculizado por su decisión, y marginado.
El
Gobierno justificó su decisión en que así se podrá desarrollar sin
cortapisas las reservas de petróleo en la provincia de Alberta, de las
mayores del mundo pero que están en forma de arena bituminosa, lo que
hace su extracción especialmente dañina para el medio ambiente.
No es de extrañar que en diciembre, la prestigiosa revista "The
Economist", que hace una década declaró a Canadá como un modelo
político, social y económico, se haya visto obligada a retirar su
calificación al país norteamericano.
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