LISBOA.- El Gobierno portugués ha negado que el último informe del Fondo Monetario Internacional (FMI), en el que instaba a Lisboa a recortar 4.000 millones de euros más, sea su "Biblia", y ha asegurado que ve "síntomas de tristeza y desaliento" en la sociedad portuguesa.
El primer ministro de Portugal, Pedro Passos Coelho, ha restado importancia a las advertencias del FMI al incidir en que no son la "Biblia", ni el "punto de partida" para el Gobierno, según recogen medios lusos.
Passos Coelho ha destacado que se llevarán a cabo aquellas medidas que "sean viables", mientras que "otras no se tomarán", sin desvelar cuáles, en unas declaraciones realizadas en una rueda de prensa conjunta con el presidente del Parlamento Europeo, Martin Schulz.
El primer ministro luso ha enfatizado que las recomendaciones del
FMI no son de carácter "sustitutivo" y ha reiterado que el Ejecutivo "está legitimado para gobernar", en respuesta a una pregunta sobre una posible adelanto de las elecciones un año y medio después de asumir el mandato.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores luso, Paulo Portas, ha recalcado que es "palpable" que existen "en la sociedad portuguesa ciertos síntomas de tristeza y desaliento", y que hay que "revertir".
En una entrevista concedida a la cadena lusa SIC Noticias, Portas
ha señalado que cuando un país atraviesa una coyuntura económica como la
de Portugal, agravada por un fuerte proceso de ajuste impuesto por la
'troika', el Gobierno "debe hacer todo lo posible para mantener un mínimo y razonable consenso político y social".
El Gobierno conservador trata de amainar las tensiones surgidas en
el seno del ejecutivo a raíz del paquete de recortes en el gasto
público y las reformas promulgadas tras el rescate en marzo de 2010.
Este programa impuesto por la 'troika' --el Banco Central Europeo,
el FMI y la Comisión Europea-- ha implicado privatizaciones y reformas
laborales, la reducción de los sueldos, subidas de los impuestos y un
fuerte recorte del gasto público.
En su último informe, el FMI sugiere a Lisboa el despido de
funcionarios, el aumento del horario para los empleados públicos y
recortar de nuevo tanto las prestaciones a los desempleados como las
pensiones.
De hecho, el Congreso portugués ya aprobó en los Presupuestos para
el próximo año, entre otras medidas, el despido de hasta 44.000
funcionarios.
Sin embargo, el Banco de Portugal no vaticina una recuperación
económica a corto plazo, de acuerdo con sus últimas estimaciones que
indican que el país sufrirá una recesión del 1,6 por ciento del PIB en
2013, seis décimas más que las previsiones elaboradas por el Gobierno.