MOSCÚ.- España ha dejado de ser uno de los temas centrales de
los foros económicos, según dejó claro la reunión de ministros de
Economía del G20, clausurada hoy en Moscú. "Ha sido la primera reunión del G20 en la que no he tenido que hacer
de 'leader speaker' (orador más demandado)", o "el que abre el fuego en
la exposición", dijo el ministro de Economía español, Luis De Guindos,
en una rueda de prensa tras finalizar la reunión ministerial.
Para De Guindos, esto es "bastante positivo desde el punto de vista de la percepción de la economía española".
Refiriéndose al informe de la OCDE sobre España difundido ayer en
Moscú, De Guindos indicó que en general "la OCDE hace muchas
recomendaciones y el Gobierno (español) las trata con atención".
El ministro dudó que en este caso concreto la recomendación a España "sea nada especial".
España, recordó, ya llevó a cabo la reforma laboral "en un contexto de desaceleración económica".
Por su parte, el comunicado final del G20 destaca que "los niveles de
desempleo en algunos países son inaceptablemente altos", al referirse a
los riesgos que aún acechan a la economía mundial.
El ministro español indicó que durante esta reunión del G20 comentó
la situación de la economía española con muchos colegas y con el futuro
secretario del Tesoro de Estados Unidos, Jack Lew, y que están
"totalmente de acuerdo" en que "la tensión se ha reducido".
Sobre el desarrollo de la economía mundial, De Guindos señaló que en
Estados Unidos, Asia y las economías emergentes "los datos son buenos",
mientras en Europa "han sido un poco peores".
También destacó los "brotes de estabilidad" mencionados en el
comunicado final de los líderes de las finanzas de la organización que
sienta en la misma mesa a las 20 economías más desarrolladas con las más
pujantes del mundo.
De Guindos insistió en que "la senda y las facetas de la política
económica siguen siendo las mismas", pero "ajustadas a lo que va siendo
el ciclo económico".
La reunión, según él, también volvió a poner de relieve "la
importancia de las reformas estructurales", así como de contar con un
"marco financiero estable", que "genere confianza y estabilidad".
El ministro señaló que durante la reunión algunos países emergentes
manifestaron su preocupación por las políticas monetarias expansivas de
ciertos países desarrollados, que se defendieron alegando que con ello
pretenden sustentar la demanda doméstica.
También insistió en que "lo que no se puede hacer es utilizar el tipo
de cambio como instrumento de ventaja regional con respecto al resto de
las zonas geográficas".
En el tipo de cambio, dijo, "hay que evitar un exceso de volatilidad" y "su manipulación".
"Si se coordinan las políticas monetarias y políticas fiscales, lo
que (el tipo de cambio) tiene que reflejar en última instancia son los
potenciales del crecimiento de diferentes zonas geográficas", dijo.
No obstante, el ministro español subrayó que "aquí no hay guerra de divisas".
De lo contrario, indicó, "sería extremadamente negativa para la
economía mundial", pues "una guerra de divisas es la antesala de una
guerra comercial".
Coincidió con De Guindos su colega ruso y anfitrión de la reunión ministerial, Antón Siluánov.
"No podemos ni hablar de guerra de divisas. El mercado es quien debe
decidir las cotizaciones y los bancos centrales no deben intervenir",
indicó el ministro ruso.
El comunicado final de la reunión insiste en que los miembros del G20
se abstendrán "de devaluaciones competitivas de divisas" y también "de
todas las formas de proteccionismo".
De Guindos describió la reunión de Moscú como "una discusión
tranquila" y dijo que en ningún momento se hizo referencia a "algún país
concreto".
La cita de Moscú es la primera de una serie de encuentros previos a
la cumbre de jefes de Estado del G20 que se celebrará la primera semana
de septiembre en la ciudad rusa de San Petersburgo.