WASHINGTON.- El Fondo Monetario Internacional
En el tercer capitulo de su 'Informe Global de Estabilidad
Financiera' (GFSR por sus siglas en inglés), el FMI subraya que aunque
la política monetaria debe seguir siendo "muy acomodaticia" hasta que la
recuperación esté bien establecida, las autoridades deben ejercer una
"supervisión vigilante" para evaluar la existencia de "posibles y
emergentes amenazas a la estabilidad financiera".
En este contexto, la institución dirigida por Christine Lagarde
aboga por el uso, cuando sea posible, de políticas específicas micro y
macro prudenciales, para mitigar estas amenazas y permitir un mayor
margen de maniobra para que la política monetaria apoye a la economía
general.
En concreto, subraya que las políticas macroprudenciales, que
podrían incluir sólidos estándares de capital, mejorados requisitos de
liquidez o provisiones bien diseñadas, dinámicas y con vistas al futuro,
deben ser implementadas de una manera "calculada, cuando sea
necesario".
El FMI recuerda que la crisis ha demostrado que las políticas
correctivas aplicadas después de que los riesgos se hayan materializado
pueden llegar demasiado tarde para contener el daño a la estabilidad
financiera.
"Como la experiencia con algunas políticas macroprudenciales es
relativamente limitada, su eficacia debería ser cuidadosamente vigilada.
Mientras tanto, la política monetaria no convencional debería
continuar, como así ha ocurrido, para seguir teniendo en cuenta la
estabilidad financiera", asegura.
El FMI considera que los tipos de interés y las políticas no
convencionales aplicadas por los bancos centrales de la cuatro mayores
regiones del mundo (la eurozona, Japón, Reino Unido y Estados Unidos) en
general han ayudado a apoyar sus economías, evitando la deflación y la
depresión, y han hecho frente a riesgos para la estabilidad financiera
en el corto plazo.
En esta línea, cree que también han reducido las vulnerabilidades
del sector bancario doméstico y han contribuido a la estabilidad
financiera en el corto plazo. "El prolongado periodo de bajos tipos de
interés y las compras de activos por parte de los bancos centrales han
mejorado algunos indicadores de la solidez bancaria", destaca.
Sin embargo, incide también en la necesidad de estar alerta ante
la posibilidad de lo que los riesgos para la estabilidad financiera se
trasladen a otras partes del sistema financiero, como los bancos en la
sombra, los fondos de pensiones o las aseguradoras. "Las medidas de los
bancos centrales pueden también conllevar el riesgo de que sus efectos
se contagien a otras economías", agrega.
"A pesar de los efectos positivos en el corto plazo para los
bancos, estas políticas de los bancos centrales están asociadas a
riesgos financieros que es probable que se incrementen cuanto más tiempo
se mantengan estas políticas", advierte.
En este sentido, apunta que el actual entorno muestra señales de
un retraso en la reparación de los bancos y podría aumentar el riesgo
crediticio el medio plazo. "Los mercados pueden estar atentos a estos
riesgos a medio plazo, ya que los anuncios de políticas de los bancos
centrales se han asociado con las caídas de las acciones de algunos
bancos y aumentan los diferenciales de rendimiento entre los bonos
bancarios y bonos soberanos", asegura.
Asimismo, remarca que estas instituciones se enfrentan también a
desafíos en el momento que tengan que salir de los mercados en los que
han intervenido con fuerza, incluido el mercado interbancario. Por ello,
advierte de que medidas erróneas durante el proceso de salida podrían
afectar al funcionamiento del mercado y las expectativas de los
participantes, llevando posiblemente a fuertes cambios en los precios.