domingo, 16 de junio de 2013

Los socialistas franceses piden la devaluación del euro

PARÍS.- Los socialistas franceses han solicitado una devaluación del euro y cambios en las normas europeas sobre déficit presupuestario y han acusado a los gobiernos británico y alemán de crear dificultades económicas en la Unión Europea.

   Durante una conferencia sobre Europa en París, que ha durado dos días, el Partido Socialista del presidente francés, François Hollande, ha adoptado un nuevo documento de trece páginas con el que pretende atraer a los votantes de cara a las elecciones al Parlamento Europeo, que tendrán lugar a principios de 2014.
   "La ambición de la comunidad europea ha sido destruida por una alianza de conveniencia entre los conservadores británicos, que sólo quieren una Europa de bajo coste y a la carta, y la intransigencia del libre mercado del derecho alemán", afirma el documento. En un borrador anterior del documento, los socialistas franceses acusaban a la "egoísta" Merkel de herir a Europa con su política de austeridad.
   El nuevo documento considera que el Pacto de Estabilidad de la UE, el que limita el déficit nacional, "debe ser revisado para incorporar el espíritu de cooperación en vez del castigo y para priorizar el apoyo al crecimiento de cada país, respetando sus especificidades" nacionales.
   Asimismo, solicita la reapertura de los planes de austeridad que la UE ha acordado para Grecia, Portugal y España, pasos coordinados que permitan la devaluación del euro, especialmente frente a las divisas china y japonesa, así como una flexibilización de la normas sobre ayudas estatales y un aumento de la financiación de la UE.
   Durante la conferencia, el expresidente de la Comisión Europea Jaques Delors ha acusado a los líderes de la UE de perder de vista los objetivos principales de la Unión y de crear una "Europa de castigo y alienación".
   "No me gusta el hecho de que cuando un Gobierno acude a Bruselas, tiene la impresión de visitar a un profesor duro que va a darle una lección", ha declarado Delors, de 87 años. "Para mí, hemos hablado tanto sobre el euro que hemos perdido por completo de vista los objetivos más amplios de Europa", ha añadido.

Sube la conflictividad social en Portugal contra las medidas de austeridad

LISBOA.- La izquierda y los sindicatos lusos temen un endurecimiento de las políticas de austeridad en Portugal y quieren convertir la huelga general del día 27 y la que realizan este lunes los maestros en una advertencia al Gobierno conservador.

En sus dos años en el poder, el primer ministro portugués, Pedro Passos Coelho, ha hecho frente a tres huelgas generales y a manifestaciones y paros sectoriales casi todas las semanas.
Pero sus detractores se muestran ahora decididos a luchar con uñas y dientes contra el plan de reformas, avalado por la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), para reducir aún más, y de forma permanente, los gastos del Estado luso en 4.700 millones de euros.
Aunque el Gobierno ha negado que vaya a endurecer sus medidas o adelantar a 2014 la aplicación de recortes previstos en 2015, un informe del FMI divulgado esta semana fue considerado una prueba, por toda la oposición, de que Passos Coelho quiere ir de nuevo "más allá" de lo pactado en el rescate financiero luso.
La pugna de la coalición conservadora que gobierna Portugal con la izquierda y los sindicatos se produce en medio de una crisis económica que no remite, con tres años consecutivos de recesión, una caída del PIB que será en 2013 de al menos el 2,3 % y un desempleo que sigue en aumento y sobrepasa el 18 %.
El horizonte político se empieza, además, a complicar por la cercanía de las primeras elecciones, las municipales del próximo 29 de septiembre, tras la victoria de los conservadores en las generales que siguieron, hace dos años, a la petición del rescate.
Los comicios municipales fueron convocados esta semana cuando las encuestas de opinión predicen una holgada victoria del Partido Socialista (PS).
La principal fuerza de oposición pidió y negoció el rescate antes de perder el poder y exige ahora su renegociación y el fin de las medidas de austeridad de Passos Coelho, con el argumento de que fueron más duras de lo pactado y forman parte de su estrategia "neoliberal" para acabar con los costes del Estado social.
Los sindicatos y las dos organizaciones marxistas que completan el arco parlamentario luso y ascienden también en los sondeos con la pérdida de popularidad de los conservadores, han tomado las banderas de las manifestaciones y huelgas en el Portugal de la crisis y los continuos sacrificios del rescate.
Los profesores, que suponen más de una tercera parte del medio millón de empleados públicos de este país de 10,5 millones de habitantes, se manifestaron el sábado contra el Ejecutivo y le desafían este lunes con una controvertida huelga que coincide con el principal examen nacional de los estudiantes de secundaria.
Los líderes de la mayor central sindical lusa, la Confederación General de Trabajadores de Portugal (CGTP, comunista) llamaron hoy a que ese paro, rechazado por el Gobierno, sea masivo y prepare la huelga general del día 27.
Las dos protestas cuentan con el respaldo del otro gran sindicato portugués la Unión General de Trabajadores (UGT, socialista) y las dos centrales han pedido a sus alrededor de 1,2 millones de afiliados que den un aviso contundente al Ejecutivo con esa huelga.
Pero pese al aumento de la conflictividad social y la cercanía de su primera prueba electoral, el primer ministro no se muestra dispuesto a suavizar las políticas de austeridad, que considera indispensables para sanear la economía y volver a los mercados financieros a finales de este año.
Passos Coelho asegura que le preocupa más la recuperación del país que los resultados de las elecciones, aunque en su partido, el Social Demócrata (PSD, centroderecha) los problemas sociales y la falta de crecimiento y empleo no dejan de levantar voces de alerta.
La última ha sido esta semana, una vez más, la del jefe del Estado, Anibal Cavaco Silva, la figura más influyente del PSD, que tanto en Portugal como en una visita a las instituciones europeas, puso el acento en la necesidad de "consenso" nacional en su país y de más acciones europeas contra la crisis de la deuda.

El Gobierno norirlandés acusa a Dublín de actuar como un paraíso fiscal

BELFAST.- El Gobierno de Irlanda del Norte, la provincia británica que acoge este lunes y martes la cumbre del Grupo de los Ocho (G8), consideró hoy que la vecina República de Irlanda es un paraíso fiscal cuyo sistema impositivo "roba" ingresos al Reino Unido.

Un día antes del comienzo del encuentro de los líderes de los siete países más ricos y Rusia (G8), el ministro norirlandés de Finanzas, Sammy Wilson, aseguró que grandes multinacionales se han establecido en el sur de la isla de Irlanda para beneficiarse de su régimen fiscal.
Los ingresos generados por eso impuestos, opinó el político del mayoritario Partido Democrático Unionista (DUP) -partidario de la permanencia de la región en el Reino Unido-, deberían haber ido a parar a las arcas del Estado británico.
Para el titular de Economía del Ejecutivo norirlandés de poder compartido entre católicos y protestantes, Londres tiene derecho a "presionar", pues contribuyó con casi 9.000 millones de euros al rescate que Dublín solicitó en 2010 a la Unión Europea (UE) y al Fondo Monetario Internacional (FMI) por 85.000 millones de euros.
"Debería decir al Gobierno de la República que no puede robarnos ingresos fiscales de esa manera. Eso es lo que ha estado pasando", aseguró Wilson a la cadena BBC.
La evasión fiscal y la fuga de capitales serán abordadas durante la citada cumbre los líderes del G8, formado por Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Francia, Italia, Canadá, Japón y Rusia.
Dublín han logrado atraer en los últimos años a numerosas multinacionales gracias a una fiscalidad que establece que todas las empresas pagan un impuesto de sociedades del 12,5 % sobre los beneficios operativos, porcentajes muy inferiores a los de otros países europeos, como el Reino Unido, donde está fijado en el 23 %.
Además, un reciente informe del Senado estadounidense sobre la estrategia fiscal de Apple (que dice que la compañía creó subsidiarias en Irlanda con el único fin de evitar el pago de impuestos en EEUU) asegura que ni siquiera se han aplicado esas tasas.
El secretario de Estado irlandés de Reforma Pública, Brian Hayes, reiteró hoy que su país no es un paraíso fiscal, al tiempo que consideró que la citadas acusaciones son fruto de la envidia.
"Están equivocados y sospecho que lo dicen países que querrían replicar el éxito que hemos tenido para atraer inversiones extranjeras", dijo Hayes.