LISBOA.- La solución de continuidad a la crisis política de
Portugal, que básicamente deja todo como estaba después de tres semanas
de incertidumbre, fue suficiente para apaciguar a los mercados, que
redujeron hoy notablemente su presión sobre el país.
Los inversores consideraron que el Ejecutivo liderado por Pedro
Passos Coelho garantiza la estabilidad pese a las divergencias surgidas
en el seno de la coalición conservadora en el poder, y valoran la
solución aprobada por el jefe de Estado, Aníbal Cavaco Silva, porque
aleja la celebración de elecciones anticipadas.
Los intereses sobre la deuda portuguesa, que se relajaron hoy hasta
niveles previos al estallido de la crisis, y la fuerte subida de la
Bolsa de Lisboa reflejaron el alivio de los mercados, más preocupados
aparentemente por las turbulencias políticas que por los indicadores
económicos, que distan de ser halagüeños.
El país está a la espera ahora de que Passos Coelho presente
oficialmente la remodelación de su gabinete, aunque el primer ministro
luso ya confirmó que ésta incluirá la ascensión de su socio de Gobierno,
Paulo Portas, al cargo de viceprimer ministro.
El pedido de dimisión "irrevocable" del todavía titular de Exteriores
fue precisamente el origen de esta crisis el pasado 2 de julio, aunque
Portas acabó por dar marcha atrás a cambio de ganar influencia en el
Ejecutivo, donde coordinará la política económica, una atribución que
hasta ahora pertenece al propio Passos Coelho.
El fracaso del diálogo entre los tres principales partidos lusos -los
dos conservadores y el socialista- llevó a Cavaco Silva a aceptar
finalmente mantener al Ejecutivo, una opción que no era su preferida y
que deja la situación exactamente igual al momento en que estalló la
crisis.
El presidente luso, sin embargo, lanzó varias advertencias a lo largo
de su discurso de ayer, encaminadas a establecer límites a las
políticas de austeridad aplicadas por el Gobierno conservador para
cumplir el programa de ajustes acordado con la UE y el FMI a cambio de
su rescate.
El país lleva ya más de dos años bajo la asistencia financiera
internacional, aunque por el momento las mejoras económicas de las
reformas aprobadas no se vislumbran.
Portugal cerrará 2013 por tercer año consecutivo en recesión con una
caída del PIB estimada ahora en torno al 2 %, en contraste con el
crecimiento del 1,2 % que pronosticaba hace dos años.
También hoy fue divulgado por Eurostat que el peso de la deuda
pública en Portugal subió quince puntos entre marzo de 2013 y un año
antes, hasta equivaler al 127 % del PIB.
El primer ministro luso defendió hoy que este ratio no ha aumentado
"por contraer más deudas o exagerar en el gasto público", sino que se
debe a factores como la subida de los intereses o la propia contracción
económica.
En esta segunda parte de la legislatura, Passos Coelho afronta el
reto de que Portugal vuelva a emitir deuda pública a largo plazo una vez
el país deje de recibir el rescate, en junio de 2014.
Hasta entonces, el país percibirá 13.800 millones de euros de los más
de 78.000 del préstamo internacional, cuya entrega está supeditada al
visto bueno de los técnicos que visitan Lisboa cada tres meses para
vigilar el cumplimiento de su programa.
Para colocar su deuda a cambio de una rentabilidad razonable, los
analistas estudian la evolución del mercado secundario, donde se compran
y venden los títulos adquiridos en subasta pública.
La penalización exigida por los inversores en este mercado para
adquirir obligaciones lusas a diez años -el plazo de referencia- cayó
hoy con fuerza 40 puntos básicos hasta el 6,4 %, lejos del 8 % al que
llegó a cotizar en estas semanas de crisis política.
A dos y cinco años la deuda portuguesa cotizaba hoy al 4,7 y al 6 %,
respectivamente, más de un punto por debajo de los máximos alcanzados en
las últimas semanas.
También la Bolsa de Lisboa se contagió de este ambiente de optimismo y
subió un 2,3 %, convirtiéndose en la plaza europea con más ganancias.