LISBOA. El jefe de Estado luso, Aníbal Cavaco Silva, exigió
hoy a los partidos políticos un mayor esfuerzo para llegar a un consenso
estratégico sobre el futuro de Portugal como el alcanzado el 25 de
abril de 1974, con la Revolución de los Claveles.
En su tradicional discurso de Año Nuevo, televisado a todo el país,
Cavaco Silva volvió a presionar tanto al Gobierno como a la oposición
para que se sienten a negociar un acuerdo general sobre el rumbo que
debe tomar Portugal en los próximos años para disfrutar de un
crecimiento sostenible.
La intervención del presidente luso había generado expectación debido
a la posibilidad de que anunciase el envío de alguno de los ajustes
incluidos en los Presupuestos de 2014 al Tribunal Constitucional para
que decidiese sobre su legalidad, algo que finalmente no ocurrió.
El dirigente conservador optó por esa fórmula el año pasado, cuando
aprovechó su alocución al país del 1 de enero para hacer públicas sus
dudas sobre la constitucionalidad de algunas de las medidas de
austeridad que recogía el documento elaborado por el Ejecutivo del
primer ministro Pedro Passos Coelho.
Sin embargo, los Presupuestos de 2014 serán igualmente fiscalizados
por el Alto Tribunal, ya que el principal partido de la oposición, el
socialista, anunció que solicitará el parecer de los jueces, que es
vinculante.
Cavaco Silva, además, ya envió al Constitucional a finales de
noviembre la ley que aprobaba un corte de las pensiones de los
trabajadores del sector público, ajuste recogido también en los
Presupuestos y que fue declarado ilegal, por lo que el Gobierno debe
ahora encontrar una alternativa para compensar su impacto en las cuentas
del Estado.
La postura adoptada por el presidente luso refleja divergencias con
el primer ministro, Pedro Passos Coelho, pese a que ambos pertenecen al
mismo partido (el socialdemócrata, de centro derecha).
Durante su discurso de hoy, Cavaco Silva insistió en llamar al
consenso a todas las fuerzas políticas del país, a las que reclamó "que
comprendan de una vez por todas que lo que está en causa es el futuro de
Portugal"
"Esto va mucho más allá de cálculos electorales o estrategias
partidarias, es una cuestión de interés nacional", subrayó el dirigente
conservador, que también dejó caer duras críticas a los responsables
políticos.
"Portugal es uno de los países europeos donde el diálogo y el
consenso entre los partidos ha sido más difícil, cuando debería ocurrir
precisamente lo contrario", lamentó.
Recordó, asimismo, que ya en julio instó a Ejecutivo y oposición a
alcanzar un "compromiso de salvación nacional" a medio plazo sobre los
objetivos del país y las políticas públicas más adecuadas para
conseguirlos.
Los dos partidos que conforman la alianza conservadora en el Gobierno
y los socialistas dialogaron entonces para llegar a un acuerdo, aunque
las conversaciones a la postre resultaron infructuosas.
Cavaco Silva citó el 25 de abril -del que en 2014 se celebra el
cuadragésimo aniversario- como el ejemplo que deben tomar los partidos
para colocar al país en la senda del crecimiento después de tres años
consecutivos de recesión (2011, 2012 y 2013) y de tener que recurrir a
la asistencia financiera de la UE y el Fondo Monetario Internacional.
"En los momentos decisivos, supimos ver más allá del día a día
alcanzando compromisos en torno a los grandes objetivos" nacionales,
rememoró el presidente luso, quien también ocupó el cargo de primer
ministro entre 1985 y 1995.
En su intervención, el jefe de Estado se mostró optimista sobre las
posibilidades de Portugal de evitar un segundo rescate, aunque no
descartó la opción de recurrir a algún tipo de mecanismo de apoyo
alternativo.
"Un programa cautelar -una especie de línea de crédito preventiva- es
una realidad diferente, tenemos razones para contar con el apoyo de
nuestros socios europeos en el acceso a los mercados financieros",
argumentó.
Cavaco Silva advirtió de que aun en el caso de que el país cierre con
éxito su programa de asistencia financiera -que expira en junio de
2014-, sus problemas no quedarán resueltos automáticamente.
En este sentido, consideró "esencial" respetar las reglas de
disciplina presupuestaria y de supervisión de políticas económicas a las
que está sujeto Portugal y no regresar "a un período de exceso de gasto
y endeudamiento descontrolado" como el que en su opinión llevó al país a
colocarse al borde de la bancarrota.
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