NUEVA YORK.- El presidente de Bolivia, Evo Morales, abogó hoy por un
mundo diferente, "sin oligarquías ni monarquías", al asumir formalmente
la presidencia del Grupo de los 77 países en desarrollo (G77) y China,
desde la que aseguró que trabajará para "socializar la riqueza para
erradicar la pobreza".
"Estamos en tiempos de pueblos y no de imperios (...) Queremos un
mundo sin monarquías, oligarquías ni jerarquías", dijo Morales durante
un acto en la sede del Consejo Económico y Social de Naciones Unidas
(Ecosoc) en el que recibió la presidencia del G77 de manos del ministro
de Exteriores de Fiji, Ratu Inoke Kubuabola.
El presidente boliviano, que defendió el respeto a la diversidad de
visiones y enfoques de modelos de desarrollo "sin imposiciones y sin
exigencias paternalistas ni colonialistas", dijo que el mundo
capitalista se enfrenta a una crisis sin precedentes, por lo que ahora
"es el tiempo de los países del sur".
"Para el pueblo boliviano, el 8 de enero de 2014 es un día histórico e
inédito por confiarnos presidir y coordinar este año el G77", dijo
Morales durante el acto, en el que estuvo acompañado por el secretario
general de la ONU, Ban Ki-moon, y el presidente de la Asamblea General,
John Ashe.
En este sentido, aseguró que trabajará en los próximos doce meses
para que el G77 se convierta en uno de los principales "actores de
cambio en este momento histórico" y resumió sus objetivos para su
presidencia: "socializar la riqueza para erradicar la pobreza,
universalizar los servicios básicos y ampliar la democracia".
Para ello, planteó diez "tareas fundamentales" que van desde pasar de
un desarrollo sostenible a uno integral, y que los servicios básicos
sean un derecho universal hasta "descolonizar" la economía, la cultura y
el mundo, erradicar el hambre y la pobreza y poner la ciencia y
tecnología al servicio de la Humanidad.
Morales abogó también por "refundar la democracia" para que sea
"participativa y comunitaria", una nueva arquitectura económica mundial,
restablecer la soberanía sobre los recursos naturales, crear
instituciones internacionales al servicio del pueblo y promover la
integración complementaria de los pueblos del mundo.
El presidente anunció que la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno
del G77 y China se celebrará en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la
Sierra el próximo 15 de junio -el mismo día en que se fundó el grupo
hace cincuenta años- y aseguró que el secretario general de la ONU
aceptó hoy su invitación para asistir a la cita.
El G77, fundado en 1964 por 77 estados en vías de desarrollo, agrupa a
casi toda América Latina, África y las naciones del sur de Asia, y en
la actualidad incluye a un total de 133 países que representan dos
tercios de los miembros de Naciones Unidas y en torno al 60 por ciento
de la población mundial.
Después del acto protocolario y de agasajar a los invitados con un
almuerzo en el que el producto estrella fue la quinua, Morales ofreció
una rueda de prensa en la que aseguró que su próxima tarea será retirar a
la hoja de coca de la lista de estupefacientes de la Convención
antidrogas de la ONU de 1961.
"Hoy hemos comido nuevamente la quinua y lo único que me falta es
pijchear (mascar) la hoja de coca, y será en la próxima con muchas
autoridades", advirtió el presidente, quien defendió entre sus bondades
medicinales que "algunos bolivianos y sudamericanos se curan de
diabetes".
Por otro lado, reiteró ante la prensa su intención de seguir
trabajando para que su país tenga energía atómica "con fines pacíficos y
medicinales" de tal manera que a los bolivianos "no les falte energía",
después de defender nuevamente la nacionalización de los hidrocarburos
decretada por su gobierno.
Sobre la situación que atraviesan algunos países africanos como Mali o
República Centroafricana, Morales denunció que se enfrentan a
conflictos "muy preocupantes" que son "provocados, organizados y
financiados por el imperio" para, según dijo, poder adueñarse de sus
recursos naturales.
Por último, en cuanto al problema del cambio climático, uno de los
temas que dominarán los debates de la cumbre del G77 de junio, el
mandatario boliviano criticó a los países "exageradamente
industrializados" por no asumir sus responsabilidades y echar las culpas
a los países del sur.
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