viernes, 3 de enero de 2014

Soros teme que la Unión Europea sufra un estancamiento 'a la japonesa'

NUEVA YORK.- El multimillonario inversor de origen húngaro George Soros ha advertido de que, mientras EEUU resurge como la economía desarrollada más fuerte, la Unión Europea (UE) se encamina a un estancamiento de larga duración como el que quiere dejar atrás Japón mediante la aplicación de medidas de estímulo sin precedentes.

   "La Unión Europea se dirige a la clase de estancamiento de larga duración del que el Japón ansía escapar", señala Soros en un artículo publicado por la web www.project-syndicate.org, donde advierte de que una década perdida podría dar como resultado la destrucción de una asociación incompleta de Estados-nación, como la UE.
   En este sentido, el especulador, que con su ataque logró en 1992 sacar a la libra esterlina del sistema de cambio europeo en el denominado 'miércoles negro', subraya el "fallo de diseño" del euro, puesto que existe un banco central, pero no un tesoro común, por lo que los Gobiernos no controlan la divisa en la que está denominada su deuda.
   "Se podría haber corregido ese defecto sustituyendo los bonos de los países particulares por eurobonos. Lamentablemente, la canciller de Alemania, Angela Merkel, lo descartó", apunta.
   A este respecto, Soros considera que "sin darse cuenta, Alemania está repitiendo el trágico error de Francia después de la primera guerra mundial", puesto que las políticas de Angela Merkel están propiciando el desarrollo de movimientos extremistas en el resto de Europa.
   De este modo, apunta que la crisis del euro ha transformado la región desde una relación voluntaria e igualitaria de Estados dispuestos a ceder parte de su soberanía a otra entre países acreedores y deudores, que no es ni voluntaria ni igualitaria. "De hecho, el euro podría destruir a la UE enteramente", afirma.
   No obstante, el financiero estadounidense de origen húngaro cree que "la fase aguda de la crisis financiera ya ha pasado", después de que las autoridades financieras europeas hayan reconocido tácitamente que la austeridad es contraproducente.
   Aún así, el inversor advierte del riesgo de futuras crisis de índole política, especialmente cuando la UE ha demostrado su incapacidad de reaccionar adecuadamente ante amenazas exteriores, como ha sucedido en los casos de Siria y Ucrania, aunque señala que "la reaparición de una amenaza desde Rusia podría invertir la tendencia predominante hacia la desintegración europea".
   Por otro lado, Soros considera que la mayor incertidumbre a la que se enfrenta el mundo actualmente no procede ya de la eurozona, sino del devenir de los acontecimientos en China, que afronta un cambio en la orientación de su modelo de crecimiento.
   "La mayor incertidumbre que hoy afronta el mundo no es el euro, sino la futura orientación de China. El modelo de crecimiento al que se debe su rápido ascenso ha perdido fuelle", señala el carismático especulador en su artículo.
   En este sentido, Soros aprecia "algunas semejanzas" con las condiciones financieras que predominaron en los EEUU en los años anteriores a la crisis financiera de 2008, aunque señala también una diferencia importante, ya que en EEUU los mercados suelen dominar la política, mientras en China, el Estado es propietario de los bancos y de la mayor parte de la economía.
   De este modo, el inversor sostiene que cuando las medidas del Banco Popular de China para frenar la deuda en 2012 ralentizaron el crecimiento y empezaron a pesar en la economía, Pekín acertó al conceder prioridad al crecimiento económico sobre las reformas estructurales, porque éstas, si se combinan con austeridad fiscal, conducen a las economías a una caída deflacionaria en espiral.
    No obstante, Soros recuerda que en las políticas actuales de China existe aún la contradicción no resuelta de que "al volver a poner en marcha los hornos, se enciende también el crecimiento exponencial de la deuda, que sólo se puede sostener durante unos años".
   "Según cómo y cuándo se resuelva esa contradicción, habrá consecuencias profundas para China y el mundo", advierte el inversor, quien confía en que "una transición en China entrañará casi con toda probabilidad reformas políticas, además de económicas".

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