jueves, 23 de enero de 2014

El Banco de España pide "particular vigilancia" ante los riesgos de deflación en la eurozona

MADRID.- El Banco de España señala que las perspectivas económicas en la eurozona son de "débil crecimiento" y de inflación "muy reducida", lo que requiere "particular vigilancia por parte de la política monetaria", para evitar riesgos de deflación y permitir que los países que ahora necesitan restaurar su competitividad, como España, puedan hacerlo en el corto plazo.

   En su 'Boletín Económico' de enero, el banco emisor cree que esta vigilancia es necesaria "especialmente en momentos en los que su margen de actuación en el terreno de medidas convencionales es limitado, al encontrarse los tipos de interés --actualmente, en el 0,25%-- muy próximos a su límite inferior efectivo".
   "Un periodo prolongado de inflación excesivamente reducida incrementa la vulnerabillidad a perturbaciones negativas que pudieran generar riesgos de deflación", avisa, aunque añade a renglón seguido que "estos riesgos, no obstante, parecen muy acotados en la actualidad".
 "La probabilidad asociada a un potencial escenario deflacionista es menor que la registrada en 2009", añade.
   El Banco de España sustenta estas afirmaciones en la previsión de que la inflación se mantenga "en niveles muy reducidos durante un periodo prolongado de tiempo, en un contexto de lenta recuperación".
   En su opinión, la desaceleración de aquellas economías cuyo crecimiento es más intensivo en consumo de energía, sugiere que estos componentes no ejercerán presiones alcistas. Además, la apreciación del tipo de cambio del euro en los últimos meses no hace pensar, a su juicio, en tendencias inflacionistas asociadas a los precios de importación.
   Más a largo plazo, el Banco de España considera que las expectativas de inflación "permanecen ancladas en niveles coherentes con el objetivo de estabilidad de precios del BCE, si bien la convergencia hacia valores cercanos al 2% se prevé lenta".
   Por otro lado, la institución gobernada por Luis María Linde señala que un escenario de inflación baja dificulta el ajuste en aquellos países que, "habiendo acumulado importantes desequilibrios en el pasado, se ven hoy obligados a restaurar su competitividad", como es el caso de España.
   En este sentido, añade que tasas medias de inflación para el conjunto del área muy inferiores al objetivo a medio plazo del BCE "forzarían a estas economías a mantener en el tiempo tasas excesivamente bajas o negativas, que chocarían con la existencia de rigideces a la baja de precios y salarios nominales, y, por otro lado, dificultarían el proceso de desapalancamiento en el que se hallan inmersas".

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