MADRID.- El Banco de España señala que las perspectivas
económicas en la eurozona son de "débil crecimiento" y de inflación
"muy reducida", lo que requiere "particular vigilancia por parte de la
política monetaria", para evitar riesgos de deflación y permitir que los
países que ahora necesitan restaurar su competitividad, como España,
puedan hacerlo en el corto plazo.
En su 'Boletín Económico' de enero, el banco emisor cree que esta
vigilancia es necesaria "especialmente en momentos en los que su margen
de actuación en el terreno de medidas convencionales es limitado, al
encontrarse los tipos de interés --actualmente, en el 0,25%-- muy
próximos a su límite inferior efectivo".
"Un periodo prolongado de inflación excesivamente reducida
incrementa la vulnerabillidad a perturbaciones negativas que pudieran
generar riesgos de deflación", avisa, aunque añade a renglón seguido que
"estos riesgos, no obstante, parecen muy acotados en la actualidad".
"La probabilidad asociada a un potencial escenario deflacionista es
menor que la registrada en 2009", añade.
El Banco de España sustenta estas afirmaciones en la previsión de
que la inflación se mantenga "en niveles muy reducidos durante un
periodo prolongado de tiempo, en un contexto de lenta recuperación".
En su opinión, la desaceleración de aquellas economías cuyo
crecimiento es más intensivo en consumo de energía, sugiere que estos
componentes no ejercerán presiones alcistas. Además, la apreciación del
tipo de cambio del euro en los últimos meses no hace pensar, a su
juicio, en tendencias inflacionistas asociadas a los precios de
importación.
Más a largo plazo, el Banco de España considera que las
expectativas de inflación "permanecen ancladas en niveles coherentes con
el objetivo de estabilidad de precios del BCE, si bien la convergencia
hacia valores cercanos al 2% se prevé lenta".
Por otro lado, la institución gobernada por Luis María Linde
señala que un escenario de inflación baja dificulta el ajuste en
aquellos países que, "habiendo acumulado importantes desequilibrios en
el pasado, se ven hoy obligados a restaurar su competitividad", como es
el caso de España.
En este sentido, añade que tasas medias de inflación para el
conjunto del área muy inferiores al objetivo a medio plazo del BCE
"forzarían a estas economías a mantener en el tiempo tasas excesivamente
bajas o negativas, que chocarían con la existencia de rigideces a la
baja de precios y salarios nominales, y, por otro lado, dificultarían el
proceso de desapalancamiento en el que se hallan inmersas".
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