BRUSELAS.- El presidente de la Comisión Europea, José
Manuel Durao Barroso, ha dicho este lunes que la crisis no puede darse
por terminada con el alto nivel actual de paro y ha pedido a la
Eurocámara y a los Gobiernos de los Veintiocho que alcancen un acuerdo
sobre el mecanismo único de liquidación de bancos en crisis, segundo
pilar de la unión bancaria, antes del final de la legislatura.
"Apelo al Consejo y al Parlamento que hagan un auténtico esfuerzo
de compromiso para lograr un acuerdo antes de las elecciones europeas",
ha dicho Barroso en un discurso ante una reunión de eurodiputados y
representantes de los parlamentos nacionales.
"Las dos partes tienen que moverse. No es aceptable decir: no me
voy a mover ni un ápice. Las dos partes tienen que moverse. La Comisión
está apoyando a la presidencia griega lo antes posible", ha insistido.
A su juicio, la UE se encuentra en un "punto de inflexión" de la
crisis, ya que el crecimiento "está lentamente volviendo".
"Pero dejar
la recesión atrás no es suficiente para decir que la crisis ha acabado.
¿Cómo podemos decir que la crisis ha acabado cuando tenemos niveles de
paro tan alto? Por eso tenemos que continuar centrándonos en formas de
reforzar nuestro crecimiento y competitividad para garantizar una
recuperación sostenible" ha dicho Barroso.
También el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, ha
pedido durante la misma reunión a la Eurocámara y a los Gobiernos que
alcance un "buen acuerdo" sobre el mecanismo de resolución. "Espero que
esto ocurra rápidamente para garantizar que el marco de la unión
bancaria esté acordado al final de este ciclo electoral. Urjo al Consejo
y al Parlamento a que encuentren un consenso", ha apuntado.
Por su parte, el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz, ha
criticado el acuerdo alcanzado por el Ecofin sobre el mecanismo de
liquidación porque "expulsa al Parlamento" de la negociación de
determinadas partes, como la creación del fondo que financiará las
quiebras, cuya creación se regirá por un acuerdo intergubernamental al
margen de las instituciones de la UE.
"Es lógico que el Parlamento se defienda contra esto", ha dicho
Schulz. "No permitiremos que ocurra", ha agregado. El fondo en cuestión
estará dotado con 55.000 millones de euros aportados por los propios
bancos y durante un periodo transitorio se dividirá en compartimentos
nacionales, de forma que cada país deberá pagar mayoritariamente por sus
propios bancos, como defiende Alemania.
Schulz ha lamentado además que la proliferación de cumbres de
líderes europeos durante la crisis del euro "ha disminuido severamente
el papel jugado por los parlamentos nacionales y por la Eurocámara en el
proceso de toma de decisiones".
"En tiempos de crisis esto es quizá
aceptable como excepción, pero debemos ser prudentes para que la
excepción no se convierta en una regla", ha dicho Schulz.
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