NUEVA YORK.- El Gobierno de Argentina finalmente está intentando lidiar con la
realidad económica. El jueves, el ministro de Economía Axel Kicillof
presentó un nuevo índice de precios al consumidor que es más confiable
que su antecesor.
No es perfecto -el 3,7 por ciento de inflación de enero sigue
estando por debajo de las estimaciones privadas- pero es un buen
comienzo que podría satisfacer al FMI y a los mercados internacionales.
Sin embargo, hará más duras las negociaciones salariales.
Durante los último siete años, las estadísticas de precios al
consumidor de Argentina han tenido poca relación con la realidad en las
calles.
Por ejemplo, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC)
ubica la inflación anual cerca de un 10 por ciento, aunque las
estimaciones de economistas privados la calculan hasta en un 30 por
ciento.
El Gobierno de la presidenta Cristina Fernández ha intentado
acallar las estimaciones privadas tomando acciones legales contra
quienes las realicen. Eso llevó al FMI a censurar a Argentina por sus
triquiñuelas estadísticas.
El nuevo índice, diseñado con la asesoría del FMI, es técnicamente
superior. Incluye precios de unas 12.000 tiendas de todo el país, no
sólo aquellas del área metropolitana de Buenos Aires. El primer intento
por calcular las alzas de precio parece lo suficientemente convincente.
Pero enero fue un mes difícil para Argentina. El peso sufrió una
fuerte devaluación y un sondeo entre economistas privados
argentinos estimó la inflación mensual en un 5,6 por ciento, o un 92 por
ciento en términos anualizados.
Al menos el Gobierno está dando un gran paso en la dirección
correcta. Sin embargo, la nueva metodología para medir la inflación
traerá algunas desventajas: le complicará las cosas a los negociadores
laborales en la discusión salarial anual de marzo, y también aumentará
el costo de los bonos del Gobierno ligados a la inflación doméstica.
La propia Fernández no está del todo comprometida con una
transparencia total. Por ejemplo, criticó a las cadenas de supermercados
en un discurso el 13 de febrero por la "especulación" que habría
provocado las recientes alzas de precios.
A pesar de todo, restablecer las relaciones con el FMI ayudará a
Argentina en su objetivo de regresar a los mercados de capital
internacionales. Los acercamientos para un acuerdo con el Club de París
de acreedores también le darán una mano.
Esta nueva noticia no solucionará todos los problemas económicos
de Argentina. Pero comparada con la intransigencia y la negación
mostrada por Venezuela en su abordaje a la política económica, es una
bocanada de aire fresco.
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