ROMA.- El líder de centroizquierda italiano, Matteo Renzi,
comenzó el martes la delicada tarea de tratar de formar un nuevo
Gobierno y se enfrentaba con cuestionamientos sobre cómo llenar puestos
ministeriales clave y sobre su ambiciosa agenda de reformas.
Renzi ha prometido un rápido programa de reformas, incluyendo
cambios en el sistema electoral y constitucional, además de la
reformulación de reglamentos de la administración pública, el mercado
laboral y los impuestos, todo dentro de cuatro meses tras iniciar su
mandato.
"El trabajo va bien, estamos relajados", dijo a la prensa Graziano
Delrio, el brazo derecho de Renzi en las conversaciones, mientras
comenzaban las reuniones para formar el sexagésimo quinto Gobierno de
Italia desde la Segunda Guerra Mundial.
"Estaremos listos para el fin de semana", agregó Delrio.
Las conversaciones comenzaron con los partidos más pequeños que forman parte de la coalición gobernante actual.
Se espera que más tarde tenga lugar la reunión principal entre
Renzi, jefe del Partido Democrático (PD), y Angelino Alfano, líder del
partido de centroderecha NCD, cuyo apoyo será vital para lograr una
mayoría en el Parlamento.
Sin embargo, un día después de que recibiera el mandato para formar
un nuevo Gobierno, el alcalde de Florencia, de 39 años, ya afronta
algunas dificultades.
El Ministerio de Economía ha atraído particular interés y no está
claro si Renzi designará a un político con experiencia o si recurrirá a
otro tecnócrata para reemplazar al ministro saliente, el exfuncionario
del Banco de Italia Fabrizio Saccomanni.
Lucrezia Reichlin, una respetada profesora de la Escuela de Negocios
de Londres que aspira a convertirse en vicegobernadora del Banco de
Inglaterra, ha sido ampliamente señalada como posible candidata a ocupar
el cargo, pero hasta ahora no ha dado una señal clara de sus
intenciones.
Tras desechar promesas previas de que sólo buscaría ser primer
ministro a través de unas elecciones, la despiadada destitución que
llevó a cabo Renzi de su predecesor, Enrico Letta -designado en las
urnas el año pasado-, ha generado presión desde el comienzo.
Renzi ha sido profundamente crítico por el lento avance de Letta en
materia de reformas a la economía, que lucha por recuperarse de su peor
depresión desde la Segunda Guerra Mundial, y ahora debe mostrar
resultados rápidamente.
Después de que el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, le pidió
el lunes que forme un nuevo Gobierno, el alcalde de Florencia prometió
que tendría preparada una gran reforma para mayo.
Sin embargo, los detalles de sus planes aún son vagos respecto a
puntos clave, incluyendo su disposición a adherirse a una disciplina
presupuestaria estricta exigida por los socios de Italia en la Unión
Europea.
Uno de sus principales asesores económicos, Filippo Taddei, dijo que
el foco estará en el recorte del gasto y en la reducción de impuestos
sobre costes laborales, que, afirmó, son demasiado altos respecto a los
tributos sobre ganancias financieras.
"Queremos recortar los impuestos en general, comenzando con tributos
sobre el trabajo", declaró a Canale 5, agregando que la protección
social a los desempleados se reforzaría.
Con todo, no eliminaría un disputado artículo del código laboral que
protege a los trabajadores de despidos injustificados, una piedra de
tope en esfuerzos pasados para reformar un sistema al que se culpa de
sobreproteger a los empleados a tiempo completo a costa de los
trabajadores a tiempo parcial.
Los mercados financieros parecen haber recibido con beneplácito la
llegada de Renzi y los costos del crédito han bajado a niveles que no se
habían visto desde antes de que se desatara la crisis de deuda en la
zona euro.
Los rendimientos de los bonos a 10 años operaban cerca de un 3,6 por
ciento durante la mañana del martes, su nivel más bajo desde 2006.
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