martes, 18 de febrero de 2014

La economía recibe a Renzi como un reformador creíble y ágil en una Italia necesitada

ROMA.- El líder de centroizquierda italiano, Matteo Renzi, comenzó el martes la delicada tarea de tratar de formar un nuevo Gobierno y se enfrentaba con cuestionamientos sobre cómo llenar puestos ministeriales clave y sobre su ambiciosa agenda de reformas.

Renzi ha prometido un rápido programa de reformas, incluyendo cambios en el sistema electoral y constitucional, además de la reformulación de reglamentos de la administración pública, el mercado laboral y los impuestos, todo dentro de cuatro meses tras iniciar su mandato.
"El trabajo va bien, estamos relajados", dijo a la prensa Graziano Delrio, el brazo derecho de Renzi en las conversaciones, mientras comenzaban las reuniones para formar el sexagésimo quinto Gobierno de Italia desde la Segunda Guerra Mundial.
"Estaremos listos para el fin de semana", agregó Delrio.
Las conversaciones comenzaron con los partidos más pequeños que forman parte de la coalición gobernante actual.
Se espera que más tarde tenga lugar la reunión principal entre Renzi, jefe del Partido Democrático (PD), y Angelino Alfano, líder del partido de centroderecha NCD, cuyo apoyo será vital para lograr una mayoría en el Parlamento.
Sin embargo, un día después de que recibiera el mandato para formar un nuevo Gobierno, el alcalde de Florencia, de 39 años, ya afronta algunas dificultades.
El Ministerio de Economía ha atraído particular interés y no está claro si Renzi designará a un político con experiencia o si recurrirá a otro tecnócrata para reemplazar al ministro saliente, el exfuncionario del Banco de Italia Fabrizio Saccomanni.
Lucrezia Reichlin, una respetada profesora de la Escuela de Negocios de Londres que aspira a convertirse en vicegobernadora del Banco de Inglaterra, ha sido ampliamente señalada como posible candidata a ocupar el cargo, pero hasta ahora no ha dado una señal clara de sus intenciones.
Tras desechar promesas previas de que sólo buscaría ser primer ministro a través de unas elecciones, la despiadada destitución que llevó a cabo Renzi de su predecesor, Enrico Letta -designado en las urnas el año pasado-, ha generado presión desde el comienzo.
Renzi ha sido profundamente crítico por el lento avance de Letta en materia de reformas a la economía, que lucha por recuperarse de su peor depresión desde la Segunda Guerra Mundial, y ahora debe mostrar resultados rápidamente.
Después de que el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, le pidió el lunes que forme un nuevo Gobierno, el alcalde de Florencia prometió que tendría preparada una gran reforma para mayo.
Sin embargo, los detalles de sus planes aún son vagos respecto a puntos clave, incluyendo su disposición a adherirse a una disciplina presupuestaria estricta exigida por los socios de Italia en la Unión Europea.
Uno de sus principales asesores económicos, Filippo Taddei, dijo que el foco estará en el recorte del gasto y en la reducción de impuestos sobre costes laborales, que, afirmó, son demasiado altos respecto a los tributos sobre ganancias financieras.
"Queremos recortar los impuestos en general, comenzando con tributos sobre el trabajo", declaró a Canale 5, agregando que la protección social a los desempleados se reforzaría.
Con todo, no eliminaría un disputado artículo del código laboral que protege a los trabajadores de despidos injustificados, una piedra de tope en esfuerzos pasados para reformar un sistema al que se culpa de sobreproteger a los empleados a tiempo completo a costa de los trabajadores a tiempo parcial.
Los mercados financieros parecen haber recibido con beneplácito la llegada de Renzi y los costos del crédito han bajado a niveles que no se habían visto desde antes de que se desatara la crisis de deuda en la zona euro.
Los rendimientos de los bonos a 10 años operaban cerca de un 3,6 por ciento durante la mañana del martes, su nivel más bajo desde 2006.

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