ROMA.- El líder del centroizquierda italiano Matteo Renzi está
a un paso de formar un nuevo Gobierno, tras eliminar rápidamente a su
rival dentro del partido Enrico Letta, que dimitió como primer ministro.
Unos nuevos datos que muestran lo lentamente que la economía está creciendo subrayaron el enorme desafío que tiene por delante.
Después de que Renzi y el resto de los líderes del Partido
Democrático (PD) de centroizquierda retirasen a Letta su apoyo el jueves
en una reunión especial, el primer ministro entregó su dimisión al
presidente Giorgio Napolitano.
Napolitano mantendrá dos días de consultas que llevarán a la
designación de un sucesor. Renzi, de 39 años, cuyo PD es el mayor
partido en el Parlamento, podría ser nombrado primer ministro tan pronto
como este fin de semana.
Renzi, quien se convertiría en el primer ministro más joven de la historia de Italia
y el tercero en ser designado sin ganar unas elecciones, afronta
fuertes presiones para lograr las reformas estructurales que el país ha
evitado durante años.
Aunque ha estado abogando por un fuerte cambio en la política
italiana y obtuvo una abrumadora victoria para el liderazgo de su
partido en diciembre, pocos esperaban que le arrebatara el poder a Letta
tan pronto.
La decisión de Renzi de derrocar al primer ministro maduró durante
la última quincena, según personas cercanas a él, después de la
creciente presión del lobby empresarial italiano que ha criticado al
Gobierno de Letta por no hacer lo suficiente para ayudar en el escenario
empresarial del país.
"El cambio llegó después de una pirotecnia bastante anormal pero no
perdería mucho tiempo en los porqués y cómos de todo esto. El problema
es éste: ¿puede ayudar a poner en marcha nuevamente al país", dijo Carlo
De Benedetti, uno de los empresarios más prominentes de Italia, en un
acto en Turín.
"Si puede hacerlo, la manera en la que el cambio sucedió será
olvidada. Si no puede, eso es todo lo que será recordado", agregó.
Los datos económicos mostraron el viernes la escala del desafío que
Renzi afronta al usar sus decididas tácticas políticas, y a veces
implacables, para abordar los problemas estructurales que han convertido
a Italia en una de las economías del mundo con crecimiento más lento en
las últimas dos décadas.
La oficina de estadísticas ISTAT informó de que la economía tuvo un
crecimiento del 0,1 por ciento en el último trimestre del año pasado, el
primer incremento en el producto interior bruto (PIB) italiano desde
desde mediados de 2011.
La magra escala de crecimiento subraya cuánto ha caído Italia por detrás de otras economías europeas como Francia o España.
El PIB italiano aún estaba un 0,8 por debajo del cuarto trimestre del año anterior.
Los números del viernes, que mostraron lo lentamente que Italia está
saliendo de su recesión más profunda desde la Segunda Guerra Mundial,
son el reflejo de un fuerte declive.
Italia sigue siendo la tercera mayor economía de la zona euro, pero
ahora es más pequeña de lo que era hace una década. En los últimos cinco
años, su producción industrial ha caído en un 25 por ciento y en el sur
del país menos de la mitad de la población en edad de trabajar tiene
empleo.
El país tiene una deuda pública de dos billones de euros y un 12,7 por
ciento de desempleo, un nivel no visto desde la década de 1970.
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