lunes, 10 de febrero de 2014

Con su rechazo de la libre circulación europea, Suiza da un salto al vacío

GINEBRA.- Los electores suizos han refrendado este domingo por una corta mayoría del 50,3% una limitación de la inmigración que la clase política vive como un mazazo, una desautorización y sobre todo un salto al vacío en las relaciones de Suiza con Europa.

La Comisión Europea "lamentó" de inmediato la decisión de los suizos de introducir cupos de inmigración y advirtió de que "examinará las implicaciones de esta iniciativa para el conjunto de las relaciones entre la UE y Suiza".
El referéndum, titulado "contra la inmigración masiva", fue organizado por iniciativa del partido UDC (derecha populista), exasperado por el fuerte aumento del número de inmigrantes en los últimos años desde la incorporación de Suiza a la libre circulación en Europa, aplicada desde 2002.
"El pueblo es soberano (...) el sistema sano no obliga a la población a seguir a las autoridades políticas que tengan competencias desmesuradas", estimó el presidente de turno de la confederación helvética, Didier Burkhalter, y admitió que es un desaire de los suizos al gobierno.
Burkhalter planea visitar las capitales europeas para explicar el voto, empezando por Berlín, principal socio económico de Suiza, anunció.
Burkhalter también advirtió a los dirigentes europeos de que este rechazo de ciertas consecuencias de la inmigración "no es una especificidad suiza, lo encontramos en otros países que no tienen ocasión de expresarlo" como en Suiza.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schauble, consideró que la decisión "va a crear numerosas dificultades a Suiza en muchos ámbitos".
La UDC aplaudió el resultado. "Hemos salvaguardado nuestra independencia", declaró en su nombre Christoph Blocher, y añadió que el pueblo suizo dijo "no" a la libre circulación.
"El pueblo retoma su destino en mano en materia de inmigración. Y los suizos volverán a beneficiar de la prioridad en el mercado laboral", se alegra..
¿El final de El Dorado suizo?
La patronal suiza percibe un periodo de "incertidumbre (...) para la economía, y no es bueno".
Desde hace unos años, Suiza, poblada por ocho millones de habitantes, ajena a la Unión Europea, está considerada un El Dorado por numerosos europeos en busca de empleo.
Cerca de 80.000 europeos se instalan allí todos los años, el equivalente de una ciudad media, algo insoportable para los instigadores del referéndum.
En el momento de la entrada en vigor de la libre circulación, que se ha aplicado de forma progresiva desde 2002, las autoridades estimaron que solo se registrarían 8.000 nuevas llegadas anuales como mucho.
El texto votado el domingo prevé el restablecimiento de cupos y contingentes para extranjeros, fronterizos y solicitantes de asilo en función de las necesidades y posibilidades del país.
Es una vuelta al sistema que regía en Suiza antes de los acuerdos bilaterales con la UE y que conlleva cortapisas administrativas, fustigadas por los empleadores.
Suiza está vinculada a la UE por una serie de siete acuerdos bilaterales (transportes, investigación, agricultura, mercados públicos...) incluyendo el de la libre circulación.
De fuente europea, indicaban el domingo que si este último acuerdo es denunciado, los otros seis firmados al mismo tiempo en 1999 (Bilaterales I) quedarán obsoletos.
Según la misma fuente, la adhesión de Suiza al espacio Schengen, que suprime las fronteras, también quedaría en entredicho ya que la libre circulación se considera requisito previo por Bruselas.
En 2013, los extranjeros representaban un 23,5% (1,88 millones de personas) de la población en Suiza.
Antes de los acuerdos de libre circulación con la UE, había un 20% de extranjeros en el país.
Actualmente, 1,25 millones de ellos proceden de la UE de 27 países o de la Asociación Europea de Librecambio (AELE). Italianos y alemanes son los más numerosos, 291.000 y 284.200 ciudadanos respectivamente, seguidos por portugueses (237.000) y franceses (104.000).

No hay comentarios:

Publicar un comentario