sábado, 22 de febrero de 2014

El Bundesbank, "escéptico" sobre la capacidad de armonizar una política monetaria en el G-20

SIDNEY.- El presidente del Bundesbank, Jens Weidman, se ha mostrado "escéptico" sobre la capacidad de coordinación del Grupo de las 20 mayores economías del mundo (G-20) en materia de política monetaria y de establecer objetivos de crecimiento.

   "Soy escéptico sobre la coordinación en política monetaria en el seno del G-20", ha declarado Weidman, en una entrevista.
   Sus dudas sobre una política coordinada residen en que cada banco central ha de actuar de acuerdo con su propio mandato, aunque, según él, ello no signifique que no atiendan a las consecuencias de sus acciones en otros países.
   Sobre el ritmo de crecimiento global y las perspectivas de empleo, el presidente del banco central alemán ha destacado las iniciativas presentadas por el G-20, puesto que urgen a los principales banqueros centrales a armonizar sus políticas para evitar "sorpresas" que puedan enturbiar el panorama para los mercados emergentes.
   En este sentido, Weidman insta a las economías emergentes a que emprendan reformas estructurales que fortifiquen su competitividad y traten de revertir la reciente volatilidad, que amenaza con desinflar el crecimiento alcista de países como Brasil, Turquía y China.
   No obstante, Weidman puntualiza que cuantificar objetivos de crecimiento a nivel del G-20 es "problemático, desde su punto de vista", ya que estas metas suelen pecar de ambiciosas y no suelen ser vinculantes ni factibles.

Temen fracaso

La reunión de ministros de finanzas y banqueros centrales del G-20, comenzó hoy aquí sin la certeza de llegar a un puerto seguro que permita un acuerdo para impulsar el crecimiento de la economía global. Tengo una gran esperanza de que este encuentro aporte un marco de trabajo real y tangible para un aumento en el crecimiento de la economía mundial en los próximos cinco años, dijo su anfitrión y jefe del Tesoro australiano, Joe Jockey.
Intentos anteriores del bloque de las siete economías más industrializadas y las emergentes ( G-20), de crear metas fiscales y de cuenta corriente para el logro de ese objetivo han fracasado, de ahí que los participantes estimen que adoptar un plan sería un punto de partida en ese sentido.
El propósito es una aspiración, sostuvo el jefe del banco central de Canadá, Stephen Poloz, quien dudó de la implementación de un programa con esa finalidad.
De lograrse marcaría un gran cambio de enfoque respecto a reuniones recientes del grupo, con fuertes debates entre crecimiento versus austeridad presupuestaria, agregó.
A juicio del viceministro de Finanzas de Sudáfrica, Nhlanhla Nene, la meta carece de importancia si no se abordan problemas de las economías emergentes como la inequidad, alto desempleo y condiciones financieras globales volátiles.
El plan propuesto- coincidieron analistas- toma prestado gran parte de un documento preparado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) para la reunión de Sídney, en el que se prevé que las reformas estructurales elevarían el crecimiento mundial en 0,5 puntos porcentuales por año en el venidero lustro.
La institución financiera estima un crecimiento global de un 3,75 por ciento para este año y un cuatro por ciento en 2015.
Empero, no pocos expertos concordaron en que la crítica situación financiera de Europa y la inestabilidad de la economía estadounidense, ponen en entredicho que tales pronósticos se materialicen.
La reunión de los gobernadores de bancos centrales concluirá mañana domingo luego de dar a conocer un comunicado final.

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