BRUSELAS.- Los negociadores de la Eurocámara y de los Gobiernos de los Veintiocho han alcanzado hoy, tras una maratoniana ronda final de 16 horas de negociaciones que ha durado toda la noche, un acuerdo sobre el mecanismo único de liquidación de bancos en crisis -y el nuevo fondo de 55.000 millones de euros para financiar las quiebras-, lo que permite completar una unión bancaria diluida antes del fin de la legislatura.
El compromiso debe ser ratificado por los Estados miembros en los
próximos días y la Eurocámara lo votará en su último pleno en la semana
del 14 al 17 de abril, aunque no se esperan problemas en estos trámites.
El mecanismo único de liquidación es el segundo pilar de la unión
bancaria y su objetivo es que sean los bancos y no los contribuyentes
los que paguen la factura de futuras crisis. "Junto con las reformas en
el sector financiero en los 28 Estados miembros, la unión bancaria
completada pondrá fin a la era de rescates masivos", ha señalado el
comisario de Servicios Financieros, Michel Barnier.
Para ello, se creará un fondo de liquidación dotado con 55.000
millones de euros que se financiará con aportaciones de las propias
entidades. La banca española deberá aportar hasta un máximo de 8.200
millones, según los cálculos del ministerio de Economía.
Durante las negociaciones entre la Eurocámara y los Gobiernos, se
ha acordado acortar de 10 a 8 años el periodo de creación de este fondo.
Además, se acelera el ritmo de mutualización al principio del proceso,
hasta lograr el 70% en los tres primeros años (40% el primer año, 20% el
segundo y cerca del 10% el tercero). "Esto aumenta la potencia de fuego
del fondo y evitará enormes facturas a los contribuyentes", ha dicho
una de las negociadoras del Parlamento, la popular Corien Wortmann-Kool.
El compromiso supone una cesión por parte de Alemania, que había
impuesto un periodo de transición de diez años durante el cual el fondo de
liquidación estaría formado por compartimentos nacionales, lo que
significa que cada país pagaría por sus propios bancos. La Eurocámara
alegaba que así el fondo no tendría liquidez suficiente, especialmente
durante los primeros años, y pedía recortar los plazos a tres años. Los
parlamentarios han aceptado un periodo más largo a cambio de acelerar la
mutualización.
Además de acelerar los plazos, para reforzar la liquidez del fondo
de liquidación se le autorizará a endeudarse en los mercados. No
obstante, no podrá contar con ningún aval público por la oposición de
Alemania, y sólo podrá ofrecer como garantía sus propios recursos.
Los Gobiernos han estado representados durante la negociación por el
presidente del Eurogrupo, Jeroen Dijsselbloem, que durante la madrugada
estuvo en contacto con el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang
Schäuble, según ha desvelado otro de los negociadores, el verde alemán
Sven Giegold.
"El señor Schäuble tuvo que hacer muchas más concesiones al
Parlamento que a sus socios en los Estados miembros. Es algo realmente
importante. El Parlamento no es impotente, podemos despertar al señor
Schäuble a las 5:30 de la madrugada y él finalmente cede", ha presumido
Giegold. "El acuerdo es sustancialmente mejor, supone una gran mejora,
respecto a la posición del Consejo", ha sostenido la eurodiputada
socialista portuguesa Elisa Ferreira.
En todo caso, donde no cede Alemania es en el mecanismo de toma de
decisiones, ya que serán los Gobiernos -y el Banco Central Europeo
(BCE) o la Comisión- los que tengan la última palabra a la hora de
decidir que un banco está al borde de la quiebra y debe cerrarse. Así,
el BCE, en tanto que supervisor único, será el principal responsable de
desencadenar el procedimiento, al decidir cuándo un banco está al borde
de la quiebra, como quería la Eurocámara. No obstante, Berlín logra que
el nuevo consejo de resolución, en la que estarán representados los
Estados miembros, también pueda intervenir.
Las decisiones sobre la liquidación de bancos las preparará este
consejo de resolución, formado por un director ejecutivo, un directorio
de cuatro miembros y los representantes de las autoridades nacionales de
resolución (como el FROB en España) de todos los países participantes.
En las negociaciones finales se ha limitado el número de decisiones que
deben tomarse en plenario y se ha dado un mayor papel al formato
ejecutivo (en el que sólo estarán presentes el directorio y los Estados
miembros afectados por la decisión).
Pese a las presiones de la Eurocámara, la última palabra sobre el
cierre de un banco la tendrán los Gobiernos y no la Comisión. No
obstante, el Parlamento sostiene que se han introducido salvaguardas
para reducir las "interferencias políticas".
Durante las negociaciones se ha acordado además acortar el
procedimiento de toma de decisiones sobre el cierre de un banco, para
que puede hacerse en un fin de semana. "Los bancos con problemas deben
tratarse en un fin de semana. Este es un gran avance de este acuerdo.
Hace un año vimos claramente que las extensas negociaciones sobre los
bancos chipriotas aumentaron los costes", ha dicho Wortmann-Kool.
Antes de usar el dinero del fondo de liquidación, los bancos con
problemas deberán aplicar a accionistas y acreedores una quita
obligatoria equivalente al 8% de los pasivos del banco. El nuevo
mecanismo único de liquidación sólo cubrirá a los 330 mayores bancos de
la eurozona, tal y como quería Alemania, que ha logrado excluir a sus
cajas de ahorro.
Con la unión bancaria, la UE pretende romper el vínculo entre
deuda bancaria y deuda soberana y acabar con la fragmentación financiera
en la eurozona, facilitando un tipo de interés único para todas las
empresas, independientemente de que sean españolas, italianas, francesas
o alemanas.
De momento ya se ha puesto en marcha su primer pilar, que consiste
en encomendar al Banco Central Europeo (BCE) la tarea de supervisor
único de los bancos de la eurozona, un trabajo que comenzará a ejercer
en noviembre tras realizar una ronda de test de estrés. En cuanto al
tercer pilar de la unión bancaria, la creación de un sistema único de
garantía de depósitos bancarios, la oposición de Alemania ha hecho que
se retrase indefinidamente.
En su lugar, la UE ha acordado también en esta legislatura reforzar los sistemas nacionales de garantía de depósitos.
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