PEKÍN.- El primer ministro chino, Li Keqiang, trató el viernes
de calmar a los nerviosos inversores mundiales afirmando que Pekín está
preparada para dar apoyo a una economía en desaceleración, afirmando
que el Gobierno tiene las políticas necesarias en marcha y que seguirá
con la inversión en infraestructuras.
Datos económicos débiles recientes y un aumento en las señales de
riesgos financieros han ensombrecido el pronóstico para la segunda mayor
economía del mundo, desatando los rumores sobre una actuación
gubernamental inminente, o incluso un mini plan de estímulo que refuerce
el crecimiento.
"No quieren que los inversores y las empresas pierdan la confianza.
Así que obviamente quieren dejar claro que tienen la capacidad de
intervenir si es necesario. Creo que es probablemente la principal razón
detrás de esto", dijo Julian Evans-Pritchard, economista sobre China en Capital Economics, en Singapur.
En un discurso pronunciado el miércoles en una reunión en el noreste
de China y del que informó el viernes temprano la agencia de noticias
Xinhua, Li también dijo que el Gobierno lanzará de manera progresiva
medidas selectivas para ayudar a la economía.
"Hemos conseguido experiencia de luchar con éxito contra la
desaceleración el año pasado, y tenemos políticas para contrarrestar la
volatilidad económica este año", dijo Li.
"Lanzaremos medidas relevantes y potentes según lo que hemos
planeado en nuestro informe de trabajo gubernamental", agregó, en
referencia a la sesión anual del Parlamento chino, celebrada este mismo
mes.
El anuncio está en línea con las expectativas del mercado de que
Pekín podría adoptar acciones para detener las primeras señales de una
desaceleración de la economía, cuyo rendimiento en el primer trimestre
se encamina a ser el más débil en cinco años.
Entre las medidas se encuentran acelerar la construcción de
infraestructuras básicas, como ferrocarriles, carreteras y proyectos de
conservación de agua en las provincias centrales y occidentales, así
como impulsar el comercio y reducir los costes de financiación de las
empresas.
El primer ministro explicó que los costes de financiación deberían
reducirse mediante el uso de una combinación de instrumentos de política
monetaria, y que el sector financiero debería aumentar el apoyo a la
economía real.
"El rendimiento general en la economía en lo que llevamos de año es
relativamente estable, y vimos algunos cambios positivos, pero no
podemos ignorar la presión a la baja y las dificultades crecientes".
Li también reiteró que el Gobierno chino tiene la capacidad y la
confianza para mantener el crecimiento económico en un rango razonable,
aunque la creciente presión a la baja no debe ser desatendida.
Las exportaciones del país cayeron inesperadamente el mes pasado, y
otros datos económicos y sondeos de confianza empresarial han estado
consistentemente por debajo de las expectativas.
La primera suspensión de pagos de un bono en China este mes, la
bancarrota de un pequeño promotor local y una ola de pánico que generó
una solicitud masiva de retirada de fondos en unos pequeños bancos
rurales de las provincias costeras del país esta misma semana han
contribuido a aumentar los nervios en los mercados.
Aunque aislados y a escala limitada, estos hechos alimentan la
creciente sensación de intranquilidad sobre los riesgos derivados de una
combinación de rápido incremento de la deuda corporativa y una economía
que se frena.
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