VIENA.- El presidente del Banco Central Europeo (BCE),
Mario Draghi, ha asegurado que está dispuesto a adoptar nuevas medidas
"decisivas" en caso de que la inflación persista en niveles de
demasiados bajos, aumentado así el riesgo de deflación, y ha subrayado
el impacto que "sin duda" está teniendo la fortaleza del euro en los
bajos precios.
"El riesgo de deflación, que haría más difícil el
desapalancamiento, es bastante limitado. Pero cuanto más tiempo siga
estando baja la inflación, mayor probabilidad hay de que estos riesgos
emerjan", advirtió Draghi en un discurso pronunciado tras aceptar el
'Premio Schumpeter'.
Así, recalcó que esta es la razón por la que el BCE ha estado
preparando medidas adicionales de política monetaria no convencional que
sirvan de protección ante esta eventualidad y por lo que está
"dispuesto a tomar nuevas medidas decisivas en caso de que sea
necesario".
"Cualquier riesgo material de que las expectativas de inflación
pasen a no estar ancladas será contrarrestado con medidas adicionales de
política monetaria", afirmó el presidente del BCE.
Asimismo, Draghi señaló que el fortalecimiento del euro registrado
en el último año y medio ha tenido "sin duda" un impacto significativo
en la baja tasa de inflación que existe en la actualidad.
A este respecto, explicó que a medida que avanza la recuperación y
la inflación regresa gradualmente al objetivo del 2%, la postura del
BCE, firmemente reiterada en su reunión de marzo, provoca una relajación
"de facto" de su postura política y llevará a un descenso de los tipos
de interes en el horizonte.
En este contexto, afirmó que probablemente el diferencial entre
los tipos de interés reales de la eurozona y los del resto del mundo
descienda, lo que aportaría presión a la baja en los tipos de cambios de
la divisa europea.
Por otro lado, Draghi remarcó que 2014 y 2015 será un periodo de
"recuperación" después de dos años de estabilización y regreso de la
confianza. Sin embargo, advirtió de que la recuperación sigue
dependiendo de continuar con las mismas políticas que llevaron a ese
regreso de la confianza.
En concreto, apuntó a un proceso de consolidación fiscal que sea
favorable al crecimiento, a reformas estructurales dirigidas a mejorar
la inversión y la productividad y a una política monetaria comprometida
que proteja de todas las amenazas a la integridad del euro, en
particular a los riesgos de una inflación muy elevada o muy baja, algo
especialmente relevante en la actualidad.
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