domingo, 30 de marzo de 2014

El turismo en una Crimea rusa peligra ante la nueva situación política

YALTA.- Hace unos pocos meses, 2014 parecía que podría ser un año decente para el operador turístico de Crimea Gulzade Odamanova, que incluso tenía unas pocas decenas de reservas de alemanes, polacos e italianos en su calendario. Pero después de que la pintoresca península del mar Negro fuera tomada por las tropas rusas este mes, todos los extranjeros cancelaron.

"Se nos dijo que todo estaba cancelado y ... que no debíamos esperar nuevas reservas pronto", dijo Odamanova, una tártara, con cara afligida.
Crimea, con montañas escarpadas, costa irregular y suave clima, ha sido la alternativa del imperio ruso a la costa mediterránea desde el siglo XIX.
En la época soviética, sus hoteles y sanatorios se convirtieron en preciados alojamientos para los trabajadores y sus familias, enviados al mar para un descanso financiado por el Estado.
Hoy, además de la base militar rusa en Sebastopol, el turismo es aún la mayor industria de Crimea. Según los datos oficiales, aproximadamente 70.000 de los dos millones de personas de la península están empleadas directamente en el sector del turismo, pero parte de los ingresos de cerca del 60 por ciento de su población depende de ello.
Sin embargo, de los seis a ocho millones de turistas que llegan cada año, más del 60 por ciento vienen de Ucrania, de la que Crimea acaba de separarse, y sólo una cuarta parte de Rusia, el país al que votaron unirse. Muchos de los turistas ucranianos fueron enviados con unas vacaciones pagadas con fondos del estado para trabajadores del sector público, que Kiev dice que dejará de gastar en Crimea.
Ahora que Moscú se ha hecho con el territorio y lo ha anexionado, algunos ciudadanos locales esperan atraer a un mercado más grande de turistas rusos, pero esa será una tarea más difícil.
Los rusos llegan por aire en vez de en tren, por lo que Crimea ahora tiene que competir con destinos más lejanos a los que se puede volar como Bulgaria, Turquía, Egipto, Grecia o incluso Tailandia, al igual que con el nuevo complejo olímpico ruso de Sochi del mar Negro en el que se han invertido 50.000 millones de dólares (36.369 millones de euros).
Igor Kotlyar, viceministro de Turismo de Crimea, dijo que las reservas de los visitantes financiadas por el estado ucraniano ya eran un tercio menos que hace un año. Ucrania dice que parará el flujo hacia Crimea de sus fondos estatales para vacaciones en abril.
"Abril y mayo serán los meses más críticos antes de que los programas rusos mejoren los bajos flujos", dijo Kotlyar. "Los negocios privados favorecen también una gran parte de la industria y esperaría recortes significativos ahí", añadió.
Crimea fue el destino favorito de la nobleza rusa, incluido el último zar Nicolás II, que construyó el elegante palacio de Livadia en la costa del mar Negro. En 1945, el palacio albergó la conferencia de Yalta, donde Stalin, Roosevelt y Churchill se repartieron la Europa de posguerra.

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