BRUSELAS.- Gobiernos y Parlamento Europeo intentarán llegar a un
acuerdo esta próxima semana sobre cómo cerrar los bancos quebrados en
unas maratonianas conversaciones que pretenden establecer a quién le
cabe la responsabilidad de decidir cerrar un banco y quién debería pagar
los gastos.
Las negociaciones durarán tres días, durante los cuáles se intentará
lograr un acuerdo que daría el paso final a una unión bancaria europea,
con un supervisor único para todos los bancos de la zona euro, un
conjunto de normas para cerrar o restructurar aquellos que se encuentren
en problemas y un fondo común para pagar por ello.
La unión bancaria, y la exhaustiva limpieza de los balances
bancarios de la que iría acompañaría, pretende recuperar la confianza
interbancaria e impulsar la concesión de créditos a otras empresas y
hogares.
Esta concesión se ha visto ahogada por el intento de los bancos de
elevar capital y reducir los créditos malos que proliferaron durante la
recesión desatada por la crisis financiera global y se profundizaron por
la crisis de deuda soberana de la zona euro.
Las autoridades acordaron el año pasado que el Banco Central Europeo
(BCE) será el único supervisor de todos los bancos de la eurozona y que
asumirá sus nuevas responsabilidades a partir de noviembre.
No obstante, las conversaciones sobre una agencia europea única para
cerrar bancos, y sobre un fondo único para respaldarlo han entrado en
una etapa crucial: los gobiernos de la UE, representados por los
ministros de Finanzas de los 28 países miembros y el Parlamento Europeo
deben llegar a acuerdo la próxima semana.
Si no logran un acuerdo, no habrá suficiente tiempo para terminar el
proceso legislativo para el mecanismo de resolución antes de la última
sesión del actual parlamento a mediados de abril. La crucial ley sería
postergada al menos siete meses, probablemente más.
"El terreno está muy bien preparado, ahora tenemos que mostrar
voluntad política. Nos quedaremos aquí (en la reunión) todo el tiempo
que cueste llegar a una solución", dijo un funcionario de la UE
implicado en la preparación de las conversaciones.
"Está claro para todos los estados miembro de la UE que si queremos
lograr un acuerdo, sólo hay una dirección para avanzar... intentar
acomodar el parlamento", agregó.
El problema es que los gobiernos europeos y la Eurocámara buscan cosas diferentes.
Los ministros de Finanzas acordaron a inicios de diciembre que la
decisión de cerrar un banco en la zona euro sería asumida por el consejo
de la agencia encargada, pero que esa decisión debe ser promulgada por
la Comisión Europea y por todos los ministros de Finanzas.
El Parlamento Europeo no quiere que los ministros participen en el proceso, ya que podrían politizarlo.
También busca que el BCE - supervisor de todos los bancos - sea la
única institución que pueda declarar si un banco cae en desgracia y que
debe resolverse su destino. Los gobiernos quieren que sólo el consejo de
la agencia encargada y las autoridades nacionales tengan voz.
También existe un desacuerdo sobre cuán rápido recolectar los fondos
para la institución y su disponibilidad para todos los países.
El fondo recibirá contribuciones de todos los bancos de la zona
euro, las que llegarán cerca de los 55.000 millones de euros (76.000
millones de dólares).
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