OSLO.- Cada noruego es casi millonario gracias al gigantesco
fondo soberano del país nórdico, que creció considerablemente en 2013 y
que, paradójicamente, podría dejar de lado las energías fósiles que han
cimentado su riqueza para centrar sus inversiones en otros sectores de
actividad.
Alimentado con los ingresos petroleros del Estado, que son invertidos
fuera de Noruega para evitar el calentamiento de la economía local, el
fondo de pensiones público noruego tuvo un rendimiento del 15,9%, el
segundo mejor resultado en sus dos décadas de existencia, anunció el Banco de Noruega, que se encarga de su gestión.
A finales de año, el mayor fondo soberano del mundo valía 5,038
billones de coronas (610.000 millones de euros), lo que convierte a cada
uno de los 5,1 millones de habitantes del país nórdico casi en
millonarios en divisa nacional.
Este maná está destinado, pese a su apelación engañosa de Fondo de
Pensiones, a financiar el Estado del bienestar cuando lleguen días
difíciles, lo que parece todavía bastante lejano.
El 'patrón' del fondo, Yngve Slyngstad, calificó 2013 de "buen año"
gracias, fundamentalmente, a la inversión en acciones que representan el
61,7% de la cartera y que han producido un rendimiento de 26,3%.
"2013 estuvo marcado por las incertidumbres sobre los mercados
financieros pero también por un crecimiento débil de la economía
mundial", explicó el gobernador del Banco de Noruega, Oeystein Olsen.
"Paradójicamente, han sido quizá el bajo crecimiento y los bajos tipos
de interés en el extranjero las principales causas de los buenos
resultados del fondo en los últimos dos o tres años".
Según el organismo especializado SWF Institute, el fondo noruego es
el mayor fondo soberano del mundo, por delante del de Emiratos Árabes
Unidos.
Con una participación en el capital de 8.213 empresas en el mundo, el
fondo noruego cuenta con el 1,3% de la capitalización bursátil mundial,
proporción que aumenta al 2,5% en Europa. Debido a las bajísimas tasas
de interés en el mundo, las inversiones en deuda (37,3% de la cartera)
dejaron un rendimiento nulo en 2013, mientras que las colocaciones
inmobiliarias, en Europa y después del año pasado en Estados Unidos le
reportaron un 11,8%.
El fondo podría cambiar su morfología en el futuro.
La coalición minoritaria de derecha en el poder llegó a un acuerdo ayer con dos pequeños partidos aliados de centro-derecha para
establecer un grupo de expertos independientes que se encarguen de
examinar una eventual desinversión en el petróleo, el gas natural y el
carbón.
Todavía se desconocen las líneas generales, aunque hay muchos
interrogantes. ¿Desinvertirá en toda empresa de energías fósiles o solo
en las que sea su actividad principal? ¿Los productores de electricidad
que consumen energías fósiles estarían afectados? "Es importante
analizar este dossier bajo todos los ángulos antes de proceder a
cambios", subrayó un responsable del partido conservador, Svein
Flaatten.
Las conclusiones, que se esperan el próximo año, podrían cambiar
radicalmente la cartera de inversiones del fondo: 8,4% de sus
inversiones en acciones están colocadas actualmente en los productos de
petróleo y de gas. Algo aparentemente paradójico en un país donde los
hidrocarburos representan cerca del 25% de la riqueza nacional, pero la
reflexión se explica por la preocupación climática pero también por los
intereses económicos del país.
En varias ocasiones, expertos han criticado la doble exposición del
fondo a las energías fósiles. Una caída de los precios en el sector
supondría a la vez una caída del volumen de petrodólares que inyecta el
Estado y un deterioro del rendimiento de las inversiones.
Con un resultado de 16,1% el año pasado, las inversiones en los
grupos petrogasíferos son muy inferiores al rendimiento bursátil medio.
El debate fue lanzado en diciembre cuando la oposición laborista propuso
la salida del fondo del carbón, fuente de energía particularmente
"sucia" en lo que a C02 se refiere. Esto colocaría al Estado en una
posición delicada ya que él mismo posee una compañía de extracción de
carbón en el archipiélago de Svalbard (Spitzberg) en el Ártico,
actividad esencial para la economía local.
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