LA HABANA.- Cuba y la Unión Europea abrieron hoy en La Habana las
negociaciones para alcanzar un acuerdo de diálogo político y
cooperación, un proceso al que Bruselas llega "con mucha confianza",
según afirmó su representante en estas conversaciones, Christian
Leffler.
Ese único comentario del director para las Américas del Servicio
Europeo de Acción Exterior (SEAE) a su llegada a la Cancillería cubana
marcó el inicio de esta primera ronda de diálogo que durará dos días y
que servirá para definir la "hoja de ruta" de un proceso que intenta
normalizar las relaciones entre el bloque comunitario y La Habana.
Está previsto que mañana miércoles, al termino de las reuniones,
Leffler comparezca ante los medios de comunicación para ofrecer detalles
de su desarrollo.
Cuba es el único país de América Latina con el que la UE no tiene un
acuerdo bilateral y al que aplica desde 1996 -a iniciativa del entonces
presidente de España José María Aznar- la llamada "posición común", que
condiciona las relaciones con la isla comunista a avances democráticos y
en materia de derechos humanos.
Sin embargo, esa política restrictiva, muy criticada por el Gobierno
cubano y que sigue vigente, no ha impedido que más de la mitad de los
países comunitarios hayan suscrito con La Habana en los últimos años
acuerdos bilaterales de diversa índole.
En la práctica, la UE es uno de los principales socios comerciales de
Cuba, es titular de cerca de la mitad de las inversiones extranjeras
directas en la isla y más del 50 por ciento de los turistas que llegan
al país procede del viejo continente, según datos de la Comisión
Europea.
El diálogo llega después de que el Consejo de Ministros de Exteriores
aprobara en febrero -y tras un año de contactos exploratorios-
establecer una negociación para profundizar las relaciones y acompañar
el proceso de reformas acometido en la isla, aunque sin dejar de
insistir en un mayor respeto por los derechos humanos.
Este paso no supone un cambio de dirección de la relación del bloque
comunitario con la isla, sino la creación de un nuevo instrumento para
profundizarla, según dijo en aquel momento la jefa de la diplomacia
europea, Catherine Asthon, quien enfatizó que la preocupación por los
derechos humanos en la isla seguirá siendo un tema central en la
relación.
El Gobierno de Raúl Castro, por su parte, ha aceptado este diálogo al
entender que supone el "fin de las políticas unilaterales de la UE"
hacia la isla y está dispuesto a hablar de todo, incluidos los derechos
humanos, aunque desde los principios de igualdad, respeto, reciprocidad y
no injerencia.
"Nosotros estamos abiertos al diálogo con la Comunidad Europea desde
una base de respeto, y todo lo que sea de respeto, todo lo que podamos
construir desde una posición de respeto, desde una posición de igualdad,
lo facilitaremos", aseveró la pasada semana en La Habana el
vicepresidente primero del país, Miguel Díaz-Canel.
En cualquier caso, la UE y Cuba inician el deshielo de sus relaciones
en una isla que intenta "actualizar" su socialismo con una controlada
apertura económica y algunas medidas sociales de calado como la reforma
migratoria que acabó con las prohibiciones para viajar al exterior que
durante años sufrieron los cubanos.
Esos ajustes se encuentran ahora, según el Gobierno de Raúl Castro,
en una fase de mayor complejidad con proyectos como la eliminación de la
doble moneda que rige en el país o la apuesta por atraer más
inversiones extranjeras a la isla con nuevas facilidades para las
empresas foráneas.
Tras la apertura de sus conversaciones, Cuba y la UE prevén celebrar
rondas de negociación cada dos meses, entre las cuales mantendrán
contactos informales a través de correos electrónicos, videoconferencias
o llamadas telefónicas, según avanzó Leffler en marzo pasado ante la
Comisión de Exteriores del Parlamento Europeo.
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