lunes, 14 de abril de 2014

Nuevo anuncio de despidos en el sector industrial francés

PARÍS.- El fabricante de cigarrillos Seita anunció hoy la clausura de la mayor de sus plantas en Francia, en lo que constituye el primer caso del cierre de un sitio industrial tras el nombramiento del nuevo gabinete. Las instalaciones ubicadas en las cercanías de la ciudad de Nantes, donde trabajan alrededor de 325 personas, dejarán de funcionar este año, lo que disminuirá aún más la presencia de esa firma en el país galo.

De acuerdo con los propietarios, el cierre tiene como objetivo reducir los costos de operación y compensar así la baja mundial del consumo de tabaco.

El diario Le Figaro señala, sin embargo, que las pérdidas derivadas de la caída de las ventas están rebasadas con amplitud por el aumento del precio de los cigarrillos y el verdadero propósito es trasladar una parte de las actividades a Polonia.

Seita es una empresa emblemática gala fundada en 1922 y considerada aquí como una heredera del monopolio en la fabricación y distribución del tabaco, creado en el siglo XVII por Jean-Baptiste Colbert.

La empresa perteneció al Estado hasta 1995, cuando fue privatizada, y en 1999 los nuevos dueños se asociaron con la española Tabacalera para formar el grupo Altadis, en ese momento el mayor productor de cigarrillos en Europa.

En 2008, al inicio de la crisis global de la economía, Seita fue comprada por el consorcio británico Imperial Tobacco, su actual propietario.

Durante los años siguientes comenzó un lento declive de sus operaciones en Francia y de las 30 plantas existentes antes de la privatización quedan ahora sólo cuatro, entre ellas la de Nantes.

Los planes de la administración de reducir aún más su personal habían sido denunciados desde finales de marzo por la Confederación General del Trabajo (CGT).

Michel Laboureur, delegado de la organización gremial señaló, asimismo, la intención de clausurar el sitio de investigaciones sobre el tabaco ubicado en la comuna de Bergerac, del departamento de Dorgogne, donde trabajan unas 30 personas.

Francia vive un acelerado proceso de desindustrialización durante los últimos años con el cierre de numerosas fábricas y el despido de decenas de miles de obreros.

Los casos más recientes fueron los de los altos hornos de la acería de Florange, en la región de la Lorraine, y la clausura de la refinería de Petite Couronne, del grupo suizo Petroplus.

Al tomar posesión de su cargo el nuevo primer ministro, Manuel Valls, prometió conseguir la reactivación de la economía francesa, pero insistió en la aplicación de los planes de austeridad presupuestaria impuestos por la Unión Europea, considerados como una de las causas del estancamiento.

La CGT envió una misiva al flamante jefe de gobierno, donde le pide priorizar la creación de empleos, sobre todo en el sector industrial, uno de los más afectados por la crisis.

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