BRUSELAS.- La Unión Europea (UE) ha dado un paso más para hacer obligatoria la
etiqueta "made in the EU" o "made in" en el país de origen del producto
con la intención de facilitar información más precisa y proteger a los
consumidores.
De momento, la medida que previsiblemente entrará en vigor en 2015 es
hoy criticada por la industria y alabada por los consumidores a partes
iguales.
"Crea costes adicionales y cargas para las compañías sin
beneficios claros para la seguridad del producto", señala el director
general de la Federación de Cámaras de Comercio de la UE (Eurocommerce),
Christian Verschueren, acerca del nuevo etiquetado.
La Asociación
Europea de Consumidores (BEUC), en cambio, considera que "motivará a
los fabricantes a mejorar sus productos" y celebra que los usuarios
vayan a poder conocer el nombre de las compañías responsables de
productos no seguros.
El apoyo que ha recibido el etiquetado
obligatorio para especificar el país de origen, una práctica hasta ahora
voluntaria, tiene que ver con la facilidad que esta claridad conlleva a
la hora de localizar a los responsables de la producción de un bien
cuando surgen problemas.
Si esta nueva norma sale finalmente
adelante, tendrían que cumplirla todas las empresa que vendan sus
productos en la UE y se aplicaría a todos los productos excepto a los alimentos y medicamentos.
Las
compañías que no cumplan debidamente los parámetros del etiquetado
tendrán que hacer frente a sanciones y, si se constata que su
incumplimiento es reiterado y deliberado, podrán ser incluidos en una
lista negra de productores de la UE.
Los fabricantes comunitarios
tendrán la opción de elegir entre "made in the EU" o "made in" más el
nombre del país de origen (por ejemplo, "Made in Spain").
Si la
producción se ha llevado a cabo en diversos Estados miembros, la
etiqueta deberá reflejar el país en el que se modificó el bien por
última vez o en el que se realizó la mayor parte de su fabricación.
La responsable de esta medida ante la Eurocámara,
la eurodiputada socialista danesa Christel Schaldemose, aseguró que el
Parlamento europeo (PE) quiere que los ciudadanos europeos se sientan
seguros y confíen en los productos que compran.
La medida ha sido aprobada en el último pleno de la séptima legislatura del PE, que ha concluido el jueves.
"Todavía hay demasiados productos peligrosos en el mercado", reconoció Schaldemose.
Recordó
que el etiquetado obligatorio es solo una medida dentro de una
legislación más amplia dirigida a reforzar los requisitos mínimos de
seguridad que deben cumplir los productos que se venden en la UE.
Entre
estas medidas figuran también la obligación de que las autoridades
pertinentes revisen si los productos vendidos en internet también
cumplen con ciertos estándares de seguridad.
"Fabricantes,
importadores y distribuidores deberían ser los responsables de la
seguridad de los productos que ponen en el mercado", recalcó
Schaldemose, al tiempo que aseguró que los consumidores "necesitan más
transparencia y seguridad en el mercado único".
La eurodiputada
explicó que con el nuevo etiquetado los consumidores sabrán dónde se ha
fabricado el producto y en caso de que surjan problemas los productos
serán más fácilmente identificables.
El etiquetado obligatorio llevaba sobre la mesa de negociaciones desde el año pasado, cuando la Comisión Europea materializó su propuesta.
Los países del sur de la UE, entre ellos España,
se han mostrado hasta ahora partidarios de especificar el origen de los
productos, pero otros prefieren mantener el sistema actual voluntario.
Tras el voto en la sede del PE de Estrasburgo
durante la última sesión plenaria antes de las elecciones europeas, los
Veintiocho deberán pronunciarse oficialmente al respecto, ya en la
próxima legislatura y tras lo que la normativa regresará a la Eurocámara
en 2015.
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