MOSCÚ.- El presidente ruso, Vladímir Putin, viajó hoy a China
con el objetivo declarado de firmar un histórico acuerdo de suministro
de gas ruso que ambos países negocian desde hace casi una década.
"Entre nosotros no existe ningún problema político que pudiera
influir negativamente en el desarrollo de la cooperación a gran escala",
declaró Putin a medios chinos antes de viajar al gigante asiático.
El viaje de Putin es la devolución de la visita realizada nada más
asumir el poder en marzo de 2013 por el presidente chino, Xi Jinping,
quien aseguró entonces que "las relaciones chino-rusas viven el mejor
período de su historia".
Al respecto, Putin consideró que las relaciones ruso-chinas "deben
servir de modelo para las grandes potencias", ya que ambos países
respetan los intereses vitales de su socio y sus posturas en relación
con problemas regionales o globales son cercanas o coinciden.
Según el jefe del Kremlin, el contrato de gas "significará para Rusia
la diversificación de las rutas de suministro de gas a través de
gasoductos", ahora que la Unión Europea anuncia su intención de reducir
su dependencia de las exportaciones rusas.
"Y a nuestros socios chinos les permitirá reducir la gravedad del
problema de déficit energético y seguridad ecológica con el uso de
combustible limpio", recalcó.
El presidente del consorcio gasístico Gazprom, Alexéi Miller, viajó
el sábado a Pekín para ultimar los detalles del contrato y mantuvo el
domingo una reunión con el presidente de la Corporación Nacional de
Petróleo de China (CNPC), Zhou Jiping.
En marzo de 2013, Moscú y Pekín firmaron un memorándum que adelantaba
los términos del contrato, que tendrá una duración de 30 años y que
establecía un suministro de gas de 38.000 millones de metros cúbicos
anuales.
Según ese plan maestro, Rusia suministrará gas siberiano a China a
través del gasoducto oriental "La Fuerza de Siberia", es decir, la misma
ruta geográfica por la que Moscú ya exporta petróleo al cinturón
industrial del noreste del país vecino.
Pekín rechazó el plan anterior de importar gas a través de la región
nororiental de Xinjiang, ya que, en ese caso, Gazprom le exigía precios
europeos.
Rusia acumula mucho retraso en este terreno en relación con las
repúblicas centroasiáticas de Kazajistán, Uzbekistán y Turkmenistán, que
llevan varios años suministrando el hidrocarburo a la sedienta economía
del gigante asiático, el cual busca alternativas al inestable Oriente
Medio.
Durante su visita, Putin tiene previsto firmar otros documentos,
memorandos y contratos con el objetivo de que los intercambios
comerciales superen la cifra de 100.000 millones de dólares en 2015 y la
de 200.000 millones en 2020.
El líder ruso aseguró que ambas potencias están cada vez más cerca de
forjar una "alianza energética estratégica" con China y puso como
ejemplo el tendido de un oleoducto que permitirá el suministro de
petróleo, un proyecto valorado en 60.000 millones de dólares.
También se están desarrollando proyectos de cooperación entre los
sistemas de navegación de ambos países, para la fabricación de un avión
de largo recorrido con el fin de competir con Airbus y Boeing, y un
helicóptero pesado tipo Mi-36.
Además, Putin invitó a los empresarios chinos a invertir en el
desarrollo del Lejano Oriente ruso, limítrofe con el noreste de China
(Manchuria), donde viven más de 100 millones de personas.
Según los expertos, el Kremlin ha decidido acelerar su acercamiento a
los países asiáticos, ante el aumento de las divergencias con Occidente
en materia política, militar y energética.
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