lunes, 12 de mayo de 2014

Timothy Geithner, exsecretario del Tesoro de EE UU, rememora en un libro los "espantosos" días de la crisis financiera

WASHINGTON.- El exsecretario del Tesoro de Estados Unidos Timothy Geithner reconoce en sus memorias su incapacidad para ver venir la "espantosa" crisis financiera de 2008, pero se muestra "orgulloso" de las decisiones tomadas desde el gobierno norteamericano para salvar la economía del país.

En su libro sobre la crisis "Stress Test: Reflections on Financial Crises" ("Test de resistencia: Reflexiones sobre las crisis financieras") que sale hoy a la venta, Geithner hace recuento de los difíciles años al frente del Tesoro durante la mayor crisis económica sufrida por Estados Unidos en ocho décadas.
"Tuve muchos días malos. Tuve muchos días espantosos. Estaba bastante convencido de que era un trabajo sin salida", asegura Geithner al rememorar su trabajo.
Entre las sensaciones, destaca "la abrumadora carga de responsabilidad combinada con el riesgo paralizador de fallo catastrófico, la frustración de las cosas fuera de control, y la incertidumbre sobre lo que ayudaría y el conocimiento de que incluso las buenas decisiones podrían tener consecuencias negativas".
"El público despreció nuestros rescates financieros. La opinión convencional todavía sostiene que abandonamos el interés general para proteger a Wall Street, excepto en Wall Street", señala Geithner, de 52 años, que fue secretario del Tesoro durante el primer mandato del presidente Barack Obama (2009-2013).
Por ello, asume su "mal trabajo" a la hora de comunicar la importancia del rescate, con fondos federales, de gigantes financieros como Citigroup o la aseguradora AIG.
Reconoció, además, que fue incapaz de ver venir la magnitud de la crisis financiera que se avecinaba tras la formación de la burbuja inmobiliaria cuando era presidente de la Reserva Federal de Nueva York (2003-2009).
Geithner, no obstante, recalca su "orgullo por la mayoría de las decisiones que tomamos para tratar de salvar la economía", y valoró positivamente el trabajo junto al entonces presidente de al Reserva Federal (Fed), Ben Bernanke, y su predecesor Hank Paulson.
Especialmente, subraya la efectividad del Programa de Alivio de Activos Problemáticos (TARP), lanzado bajo la presidencia de George W. Bush en pleno estallido de la crisis financiera y que mantuvo Obama, para sufragar los rescates multimillonarios de entidades financieras y gigantes automovilísticos para evitar su quiebra.
El programa utilizó cerca de 475.000 millones de dólares de fondos federales, y el exsecretario del Tesoro recalca ahora que cinco años después le ha ofrecido beneficios a los contribuyentes.
Asimismo, no deja ocasión de criticar frontalmente a los congresistas, tanto republicanos como demócratas, por no entender la complejidad de la situación y obstaculizar su solución, y señaló lo mal equipadas que estaban las autoridades para el tamaño del desafío.

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