domingo, 18 de mayo de 2014

La tolerancia nórdica bajo presión, mientras crecen partidos antiinmigración

MALMOE.- En el barrio de Estocolmo de Husby, las calles tienen marcas carbonizadas de los coches que se quemaron en los peores disturbios en Suecia en los últimos años. 

La violencia del pasado mayo expuso heridas que aún tienen que curar en un año electoral en Suecia, subrayando las dificultades del estado nórdico para integrar a una cifra récord de inmigrantes y su tradición de puertas abiertas.
Muchos suecos siguen siendo tolerantes con los inmigrantes y los que piden asilo. Pero una creciente minoría tiene miedo del índice de criminalidad, está preocupada por el paro y por los costes del estado del bienestar.
Cuestionar la inmigración ya no es tabú, una creciente tendencia en los países nórdicos donde los partidos antiinmigración son ya parte del panorama político.
En Dinamarca, Suecia y Finlandia, los partidos antiinmigrantes están entre los tres más populares en algunos sondeos. En Noruega, un partido populista de derechas está en la coalición de Gobierno.
Es en Husby donde los problemas de Suecia salieron a la luz cuando cientos de coches fueron quemados, tiendas y escuelas atacadas mientras agentes luchaban contra cientos de jóvenes inmigrantes después de que un portugués fuese asesinado por la policía.
Los disturbios, que duraron una semana, se extendieron por Estocolmo, conmocionando a un país que se enorgullece de su igualdad y de su bienvenida a aquellos que buscan asilo. El primer ministro, Fredrik Reinfeldt, llamó a los protestantes vándalos, mientras que los demócratas antiinmigrantes suecos presionaron para implantar un toque de queda.
La inmigración se ha convertido en un tema caliente en toda Europa, mientras se recupera lentamente de unos años de crisis económica. Los partidos radicales muy probablemente consigan grandes resultados en las elecciones al Parlamento Europeo en muchos lugares de la UE la semana que viene. Demandan que las fronteras se cierren a nuevos inmigrantes o que se racione la entrada.
Aunque no pase nada en Husby, las tensiones suecas están más latentes que nunca.
"Nada ha cambiado", dijo Henok Goitom, un jugador profesional de fútbol de 29 años y trabajador social a tiempo parcial que es hijo de un emigrante eritreo. "Es una bomba de relojería".
Un 15 por ciento de la población sueca ha nacido en el extranjero, el nivel más alto de la región nórdica. La tasa de desempleo de los nacidos fuera es del 16 por ciento, en comparación con el 6 por ciento de los nativos suecos. En Husby, la tasa de desempleo juvenil es del 25 por ciento.
Hace dos décadas, los Demócratas Suecos eran un partido minoritario de extrema derecha, pero ahora rondan el 8 por ciento de apoyo en los sondeos y esperan llegar al 15 por ciento en las elecciones de la UE.
Los grandes partidos están preocupados por la experiencia de Dinamarca, cuando un partido antiinmigración tuvo la llave de poder para formar gobierno, impulsando políticas que aumentaban los controles en las fronteras y que aumentaron la tensión con otras naciones europeas.
"Nuestra meta es reforzar nuestro equilibrio de poder para que podamos tener más influencia en las próximas elecciones", dijo Bjorn Soder, secretario del partido sueco.
Partidos como los Demócratas Suecos tuvieron dificultades en toda la región después de que Anders Behring Breivik, un racista declarado, matara a 77 personas en Noruega en 2011. Pero ahora el 20 por ciento de los suecos dicen estar de acuerdo con sus políticas de inmigración.
La historia es parecida en el resto de los países nórdicos.
"Lo primero para nosotros en Finlandia es evitar cometer los mismos errores que Alemania o Reino Unido en inmigración", dijo Riikka Slunga-Poutsalo, secretaria del partido Finlandeses, el partido populista del país. "Somos críticos con que se dé seguridad social finlandesa a todos los inmigrantes".
Los finlandeses esperan conseguir un segundo y posiblemente un tercer escaño en el parlamento europeo.
En Dinamarca, algunos sondeos otorgan al Partido del Pueblo Danés -que se ha opuesto a construir una mezquita en Copenhague y critica la radicalización musulmana en Dinamarca- un 20 por ciento de apoyo.

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