MALMOE.- En el barrio de Estocolmo de Husby, las calles tienen marcas
carbonizadas de los coches que se quemaron en los peores disturbios en
Suecia en los últimos años.
La violencia del pasado mayo expuso heridas que aún tienen que curar
en un año electoral en Suecia, subrayando las dificultades del estado
nórdico para integrar a una cifra récord de inmigrantes y su tradición
de puertas abiertas.
Muchos suecos siguen siendo tolerantes con los inmigrantes y los que
piden asilo. Pero una creciente minoría tiene miedo del índice de
criminalidad, está preocupada por el paro y por los costes del estado
del bienestar.
Cuestionar la inmigración ya no es tabú, una creciente tendencia en
los países nórdicos donde los partidos antiinmigración son ya parte del
panorama político.
En Dinamarca, Suecia y Finlandia, los partidos antiinmigrantes están
entre los tres más populares en algunos sondeos. En Noruega, un partido
populista de derechas está en la coalición de Gobierno.
Es en Husby donde los problemas de Suecia salieron a la luz cuando
cientos de coches fueron quemados, tiendas y escuelas atacadas mientras
agentes luchaban contra cientos de jóvenes inmigrantes después de que un
portugués fuese asesinado por la policía.
Los disturbios, que duraron una semana, se extendieron por
Estocolmo, conmocionando a un país que se enorgullece de su igualdad y
de su bienvenida a aquellos que buscan asilo. El primer ministro,
Fredrik Reinfeldt, llamó a los protestantes vándalos, mientras que los
demócratas antiinmigrantes suecos presionaron para implantar un toque de
queda.
La inmigración se ha convertido en un tema caliente en toda Europa,
mientras se recupera lentamente de unos años de crisis económica. Los
partidos radicales muy probablemente consigan grandes resultados en las
elecciones al Parlamento Europeo en muchos lugares de la UE la semana
que viene. Demandan que las fronteras se cierren a nuevos inmigrantes o
que se racione la entrada.
Aunque no pase nada en Husby, las tensiones suecas están más latentes que nunca.
"Nada ha cambiado", dijo Henok Goitom, un jugador profesional de
fútbol de 29 años y trabajador social a tiempo parcial que es hijo de un
emigrante eritreo. "Es una bomba de relojería".
Un 15 por ciento de la población sueca ha nacido en el extranjero,
el nivel más alto de la región nórdica. La tasa de desempleo de los
nacidos fuera es del 16 por ciento, en comparación con el 6 por ciento
de los nativos suecos. En Husby, la tasa de desempleo juvenil es del 25
por ciento.
Hace dos décadas, los Demócratas Suecos eran un partido minoritario
de extrema derecha, pero ahora rondan el 8 por ciento de apoyo en los
sondeos y esperan llegar al 15 por ciento en las elecciones de la UE.
Los grandes partidos están preocupados por la experiencia de
Dinamarca, cuando un partido antiinmigración tuvo la llave de poder para
formar gobierno, impulsando políticas que aumentaban los controles en
las fronteras y que aumentaron la tensión con otras naciones europeas.
"Nuestra meta es reforzar nuestro equilibrio de poder para que
podamos tener más influencia en las próximas elecciones", dijo Bjorn
Soder, secretario del partido sueco.
Partidos como los Demócratas Suecos tuvieron dificultades en toda la
región después de que Anders Behring Breivik, un racista declarado,
matara a 77 personas en Noruega en 2011. Pero ahora el 20 por ciento de
los suecos dicen estar de acuerdo con sus políticas de inmigración.
La historia es parecida en el resto de los países nórdicos.
"Lo primero para nosotros en Finlandia es evitar cometer los mismos
errores que Alemania o Reino Unido en inmigración", dijo Riikka
Slunga-Poutsalo, secretaria del partido Finlandeses, el partido
populista del país. "Somos críticos con que se dé seguridad social
finlandesa a todos los inmigrantes".
Los finlandeses esperan conseguir un segundo y posiblemente un tercer escaño en el parlamento europeo.
En Dinamarca, algunos sondeos otorgan al Partido del Pueblo Danés
-que se ha opuesto a construir una mezquita en Copenhague y critica la
radicalización musulmana en Dinamarca- un 20 por ciento de apoyo.
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