MADRID.- Un total de 547.890 personas se marcharon al extranjero durante el año
pasado y de ellas, 79.306 eran de nacionalidad española, según la
Estadística de Migraciones difundida por el Instituto Nacional de
Estadística (INE), que revela una caída de la población por segundo año
consecutivo: España perdió 220.130 habitantes en 2013, a cuyo cierre se
contaban 46.507.760 ciudadanos.
Según explica el INE, esta caída poblacional tiene entre sus factores
el saldo migratorio negativo que dejó el año pasado, cuando se
marcharon 256.849 personas más de las que llegaron a España. Esta cifra
es un 80,2% mayor de la registrada en 2012 y es fruto de un descenso del
4,3% de la inmigración sumado a un aumento del 22,7% de las
emigraciones.
Esto, junto a un saldo vegetativo (nacimientos menos defunciones) de
36.719 personas, hizo que se intensificara el ritmo de la caída de la
población ya apuntada en 2012, cuando la cifra de habitantes se redujo
un 0,19%, frente al 0,47% de 2013. El tamaño del país está así menguando
desde que al cierre de 2011 alcanzase su punto álgido: 46.818.216
habitantes, el número más alto de la década.
La mayor pérdida poblacional, en términos absolutos, se ha producido
entre los jóvenes. A lo largo del año pasado cayó un 3,1% la población
entre 15 y 39 años de edad, con 477.851 personas menos. También se
redujo un 4,2%, en 102.358, la cantidad de niños menores de cinco años.
No obstante, decreció igualmente el grupo de 75 a 79 años (un 4,24%),
por la llegada a esas edades de las generaciones nacidas durante la
Guerra Civil, más reducidas.
La reducción fue generalizada en prácticamente todo el país, con los
mayores descensos relativos de población localizados en La Rioja
(-1,20%), Cataluña (-0,92%) y Castilla y León (-0,90%). Sólo aumentó el
número de habitantes en Baleares (0,47%), Melilla (0,06%) y Canarias
(0,46%), la única comunidad autónoma, además, que tuvo saldo migratorio
positivo el año pasado.
De los españoles que se marcharon, dos de cada tres (52.160) habían
nacido en España, aunque la proporción varía en función del destino.
Destaca que se trata de una emigración masculina, con un 53,7% de
hombres, y joven: se concentra en los grupos de 20 a 49 años y en los
menores de cuatro.
El grupo más amplio de españoles se fue a Ecuador (10.163), Reino
Unido (8.220), Francia (7.749), Alemania (7.047), Estados Unidos
(5.807), Suiza (3.714), Colombia (3.240), Venezuela (3.166), Bélgica
(2.685) y Argentina (2.652), principalmente. No obstante, el perfil de
los emigrados varía. En el caso de Ecuador, se trata fundamentalmente de
población no nacida en España o menores de 15 años, -sólo figuran 517
emigrantes adultos con esta nacionalidad-, es decir, un movimiento de
retorno. Esta circunstancia fue similar en la emigración a Colombia
(1.428 de los 3.240 emigrantes eran nacidos en España), Venezuela (1.393
de 3.166) y Argentina (1.269 de 2.652).
También había españoles entre quienes llegaron al país el año pasado,
un total de 33.393 personas, el 11,5%, procedentes en su mayoría de
Cuba, Venezuela, Francia, Reino Unido y Estados Unidos. Dejaron de
figurar así cerca de 46.000 nacionales al cabo del año, el saldo
migratorio negativo más acusado desde el año 2008, cuando la diferencia
entre salidas y entradas de españoles fue de 1.804 personas menos.
Cae un 7,82% la población extranjera
El resto de los emigrantes, 468.584, eran extranjeros. De hecho,
durante el año pasado el éxodo de población foránea aumentó un 20,4%
respecto de 2012, con la salida de 210.936 personas, empujada por la de
rumanos (69.669 emigrantes) y marroquíes (52.483). Se trata de una
emigración de perfil joven (de 25 a 44 años) y masculino.
En paralelo, la llegada de inmigrantes cayó un 5,4%, hasta situarse
en 257.648. Las principales nacionalidades fueron la rumana (con 23.594
llegadas, aunque el cabo del año perdieron población), la marroquí
(21.338) y la británica (con 14.354). Cinco de las 15 nacionalidades con
mayor flujo inmigratorio incrementaron su número de llegadas a España:
Italia, China, Rusia, Francia y Estados Unidos.
Las salidas y el proceso de nacionalización, por el que 230.581
extranjeros se convirtieron en españoles el año pasado, dejaron al
cierre del mes de diciembre una reducción global de la población foránea
en España del 7,82%, es decir, 4.676.022 ciudadanos de terceros países.
La nacionalización, además, ha impedido que mengüe la cifra de
españoles, que aumentó el año pasado en 176.529 aunque el número global
de habitantes se redujera.
Aunque todas las nacionalidades registraron saldos migratorios
negativos, las mayores reducciones en términos relativos se produjeron
en las comunidades peruana (perdieron al 23,76% de sus habitantes),
colombiana (un 22,75 menos), boliviana (22,22% de reducción),
ecuatoriana (20,96% menos) y argentina (15,20% de caída).