jueves, 19 de junio de 2014

Felipe VI promete modernidad y defiende la unidad en su proclamación como rey de España

MADRID.-El Parlamento proclamó hoy jueves a Felipe VI como nuevo rey de España en una ceremonia austera en la que el monarca defendió una Corona renovada para un tiempo nuevo y declaró su fe en la unidad del país.

Felipe VI, de 46 años, se convirtió en el nuevo jefe del Estado poco más de dos semanas después de la repentina abdicación de su padre Juan Carlos I, tras 39 años al frente de la jefatura del Estado.
"Encarno una monarquía renovada para un tiempo nuevo", dijo Felipe VI en su discurso, tras prestar juramento en el Congreso de los Diputados ante parlamentarios, expresidentes del Gobierno y familiares, en un acto al que no acudió su padre.
El monarca hereda una corona salpicada por varios escándalos que han afectado a una institución que fue muy popular en el país, y entre llamamientos de varias formaciones de izquierdas a favor de la celebración de un referéndum que permita elegir entre monarquía y república.
Felipe VI, que aseguró que la monarquía parlamentaria "constituye la estabilidad del sistema político", defendió la legalidad de la Constitución como símbolo de la unidad del Estado.
"Encontrarán en mí a un jefe del Estado leal y dispuesto a escuchar, a comprender, a advertir y a aconsejar y también a defender los intereses generales", afirmó desde la tribuna de honor, donde le acompañaban la reina Letizia y sus hijas, la princesa de Asturias y la infanta Sofía.
Felipe VI abordó indirectamente uno de los mayores retos que deberá afrontar su reinado, el desafío soberanista de Cataluña, y defendió la unidad, "y no uniformidad" de un país en el que dijo "caben todas las formas de sentirse español".
"En esa España de unidad y diversa basada en la igualdad de los españoles, en la solidaridad de su pueblos, cabemos todos", afirmó el monarca, que terminó su discurso dando las gracias en las cuatro lenguas oficiales del Estado.
Las imágenes de televisión mostraron que el presidente de la Generalitat de Cataluña, Artur Mas, y el lehendakari vasco, Iñigo Urkullu, no aplaudían durante la ovación que recibió el monarca al finalizar su discurso.
Felipe VI tuvo también palabras de homenaje para su padre, Juan Carlos I, y para su madre, Sofía de Grecia, que siguió el discurso de su hijo junto a su hija mayor Elena, ambas visiblemente emocionadas. Cristina, la otra hermana de Felipe que está imputada en un escándalo de corrupción, no acudió a ninguno de los actos de proclamación.
Antes de la ceremonia en el Congreso, Juan Carlos de Borbón impuso a su hijo el fajín de Capitán General de los tres Ejércitos en el Palacio de la Zarzuela.
Fuentes de la Casa Real justificaron la ausencia de don Juan Carlos asegurando que este no quería restar protagonismo a la proclamación de su hijo. El último acto de Juan Carlos como rey tuvo lugar la víspera con la ceremonia de sanción y promulgación de la ley orgánica sobre la sucesión.
Felipe y Letizia, que se convirtieron automáticamente en reyes de España a medianoche, llegaron a la sede del Parlamento sobre las 10:30 acompañados de sus hijas.Desde horas antes de la ceremonia, cientos de personas se concentraban en las inmediaciones del Congreso para ser testigos de la llegada de los nuevos reyes, ondeando banderas de España y entre gritos de "viva el rey" o "viva la monarquía".
"La monarquía necesita aire fresco seguramente, y espero que Felipe VI traiga ideas que puedan callar al que tenga dudas", dijo Miguel Ángel Delgado, de 39 años, un profesor de música en paro que viajó desde Sevilla sólo para ver las celebraciones.
Tras la ceremonia, los nuevos reyes subieron a un Rolls Royce descubierto para dirigirse al Palacio de Oriente. Felipe VI, de pie, y la reina Letizia sentada, saludaron a la ciudadanía en su camino hacia el Palacio Real escoltados por la Guardia Real a caballo.
A su llegada al Palacio Real, la pareja saludó desde el balcón a los miles de personas congregadas en la Plaza de Oriente y a ellos se unieron después sus hijas y los monarcas salientes.
Los actos de proclamación concluyeron con el saludo de los reyes a alrededor de 2.000 personas representantes de la sociedad civil y política.
Un total de 4.300 policías nacionales, más de 2.600 guardias civiles y 120 francotiradores se desplegaron en la capital española para garantizar la seguridad durante los actos de proclamación de Felipe VI.
Más de mil periodistas procedentes de 24 países y en representación de 140 medios de comunicación estaban acreditados para cubrir unos eventos organizados con espíritu de austeridad y apremiados por la falta de tiempo.
Ningún dignatario extranjero ha acudido a los actos de proclamación de Felipe VI, ya que la Casa Real ha optado por seguir el modelo de Bélgica en 2013, cuando Alberto fue coronado rey tras la abdicación de su padre Alberto.
 
Felipe VI, que asume la Corona en un momento delicado para la institución, dijo que un monarca "debe buscar la cercanía con los ciudadanos, saber ganarse continuamente su aprecio, su respeto y su confianza, y para ello velar por la dignidad de la institución, preservar su prestigio y observar una conducta íntegra, honesta y transparente".
Juan Carlos I, que había perdido popularidad, abdicó el 2 de junio en favor de su hijo asegurando que había llegado el momento de dar paso a una nueva generación.
Alrededor de un centenar de manifestantes republicanos se dieron cita en la céntrica plaza madrileña de Tirso de Molina en una protesta que fue disuelta por la policía.
"En España tenemos un problema, y es que han elegido al jefe de Estado con dos partidos sin consultar al pueblo. Tenemos el derecho a decidir, la gente joven quiere otra cosa", dijo Julián Rebollo, un delineante jubilado de 73 años.
El 62 por ciento de los españoles estaría a favor de convocar un referéndum sobre la monarquía, según los datos de un sondeo de Metroscopia publicado este mes.
Ante una hipotética consulta, el 49 por ciento preferiría sin embargo una monarquía con Felipe VI, frente al 36 por ciento que optaría por una república presidida por una figura pública relevante, de acuerdo a la encuesta.
A Juan Carlos I se le atribuye haber guiado a España hacia la transición tras la muerte de Francisco Franco en noviembre de 1975. Una de sus grandes bazas siempre fue su actuación en el fallido golpe de Estado del 23 de febrero de 1981.
La institución comenzó a ser fuertemente cuestionada después de que en 2012 trascendiera un viaje privado del Rey a Botsuana para una cacería de elefantes, cuando el país estaba al borde de un rescate financiero y que solo se conoció porque el monarca se rompió la cadera.
La imputación de su hija menor Cristina y de su marido Iñaki Urdangarin en un caso por el presunto desvío de fondos públicos a una fundación sin fines de lucro terminó de dañar la credibilidad de una institución a la que los ciudadanos cada vez ven como más lejana.

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