NAIROBI.- El miedo desatado a nivel internacional a que un gran
ataque terrorista vuelva a azotar Kenia está debilitando uno de los
sectores más boyantes del país: el turismo de safari, sol y playa que
cada año atrae a miles de visitantes de todo el mundo.
Las alertas emitidas en el último mes por las embajadas de Estados
Unidos, Reino Unido, Francia y Australia en las que aconsejaban a sus
ciudadanos no viajar a Kenia ante una inminente amenaza terrorista, han
golpeado duramente al sector.
"Se pueden ir si quieren. No tenemos miedo. Haremos nuestras propias
cosas aquí. Promoveremos el turismo interno e iremos en busca de otros
turistas de otras naciones", afirmó el pasado mes el presidente de
Kenia, Uhuru Kenyatta, quien no esconde sus sospechas a que esta
reacción internacional tenga un trasfondo político.
Pese a este intento de minimizar la amenaza, el temor a que se repita
un asalto similar al que perpetró el grupo terrorista somalí Al Shabab
el pasado septiembre contra el centro comercial Westgate de Nairobi y
que causó al menos 67 muertos, es bien visible.
Tras las alertas de las embajadas, dos operadores británicos
evacuaron a más de 400 turistas y cancelaron hasta octubre todos sus
viajes a Mombasa, la capital de la costa y la segunda más importante del
país.
El miedo internacional también se ha dejado ver en las playas de
arena blanca y los complejos turísticos cosmopolitas que recorren la
exótica costa keniana, donde ha disminuido el flujo de turistas.
"Más de 4.000 trabajadores han sido despedidos recientemente, pero no
como una consecuencia directa de la amenaza terrorista, sino en gran
parte porque estamos en temporada baja", explicó el director
ejecutivo de la Asociación de Hoteleros y Catering de Kenia (KAHC), Sam Ikwaye.
No obstante, Ikwaye reconoció que las alertas emitidas por las
embajadas han dañado al sector aunque, en su opinión, no existe una
amenaza "real" en Kenia.
"La amenaza terrorista es global, no solo afecta a Kenia. Por eso
creo que las alertas emitidas por las embajadas, más que a razones de
seguridad, responden a motivos políticos", añadió el responsable de
KAHC.
El presidente keniano, procesado por la Corte Penal Internacional
(CPI) por crímenes de lesa humanidad y cuya victoria en las elecciones
de 2013 fue recibida con suspicacia por EEUU y Europa, ha asegurado que
el servicio nacional de inteligencia no cuenta con información que
justifique la evacuación de turistas.
Pero tan solo unas horas después de que empezaran a sacar a los
visitantes británicos del país, dos explosiones en un mercado del barrio
somalí de Nairobi causaron diez muertos y 76 heridos.
"Todo esto sale en las noticias y lógicamente nos afecta", afirmó el presidente y fundador de la compañía de viajes Kobo Safaris, el
español Gabriel González.
"Los turistas nos piden explicaciones, hemos tenido algunas
cancelaciones y el número de reservas ha bajado. Respecto al mismo
periodo del año pasado, hemos perdido un 30 % de las reservas", agregó
González.
Kenia y, especialmente, Mombasa han sido objeto de constantes ataques
desde que, en octubre de 2011, el Ejército keniano entró en Somalia
para combatir a Al Shabab, milicia a la que acusó de varios secuestros
en su territorio.
Además, los atentados a menor escala se han intensificado en Kenia a
raíz de una campaña policial iniciada en abril y que se saldó con miles
de detenciones y deportaciones masivas de ciudadanos somalís, incluyendo
refugiados y niños.
De hecho, el pasado 22 de mayo Al Shabab, que en 2012 anunció su
adhesión formal a la red terrorista Al Qaeda, advirtió en un mensaje
radiofónico que llevará la guerra a la vecina Kenia.
Pese a ello, González consideró que "no hay ningún problema de
seguridad en las zonas de los parques naturales ni en las rutas
turísticas que organizamos en las grandes ciudades. Si no, no traeríamos
a los turistas".
Además, el impacto de esta nueva ola de ataques, según advirtió la
agencia de evaluación de riesgos Moody's, podría perjudicar a la
solvencia del país.
"Los constantes incidentes de seguridad y la renovada inestabilidad
política, que han frustrado sustancialmente el turismo y la inversión
extranjera, podrían ejercer una presión a la baja sobre la calificación
de Kenia", aseveró Moody's en un informe publicado la pasada semana.
Ante esta situación, el Gobierno keniano se ha visto obligado a
buscar alternativas para frenar la racha negativa del sector, que en
2013 ya perdió el 7 % de los turistas internacionales debido, en gran
parte, al impacto del asalto al Westgate.
Aparte de promover el turismo nacional con incentivos, Kenia ha
lanzado una gran campaña para captar a un millón de turistas chinos con
el apoyo de su gran aliado internacional, el Gobierno de Pekín, que
mantiene negocios millonarios en el país africano.
A través de la campaña "Keep calm and go to Kenya" ("Mantengan la
calma y vayan a Kenia") en las redes sociales, muchos kenianos y
residentes extranjeros también han querido hacer frente a esta alarma
internacional para enviar el mensaje de que el peligro real se suele
magnificar desde la distancia.
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