lunes, 9 de junio de 2014

Estados Unidos presiona a Rusia con un chantaje energético

MOSCÚ.- El gobierno búlgaro cedió a las presiones de Estados Unidos al renunciar a la participación en el proyecto de construcción del gasoducto Flujo Sur hacia Europa, en colaboración con Rusia, afirma hoy el periódico Kommersant

Según el cotidiano ruso de mayor tirada, Bulgaria se había opuesto resueltamente a los intentos de la Unión Europea (UE) de obstruir la materialización del ducto South Stream, uno de los proyectos diseñados por Gazprom en busca de diversificar las rutas de transportación del carburante hacia el llamado viejo continente.

El primer ministro del país balcánico, Plamen Oresharski, ordenó al Gobierno este domingo suspender las obras concernientes al tramo de tuberías que transitarían por su territorio.

Las autoridades rusas declararon este lunes que no habían recibido una notificación oficial por parte de Sofía, reportó el canal federal Rossia 24.

Durante su reciente visita a Bulgaria, el senador republicano estadounidense John Mccain amenazó con sanciones por parte de Washington a las compañías que participen en el gasoducto South Stream, durante las pláticas con Oresharski junto con los congresistas Ron Johnson y Christopher Murphy.

La decisión búlgara, según Kommersant, amenaza con congelar un proyecto de Gazprom enfilado a garantizar el suministro de gas a Europa a través de una ruta alternativa a Ucrania y despolitizar el tránsito de hidrocarburos rusos en general.

Serbia, otro de los estados partes en la colosal empresa energética, anunció este lunes una congelación de su participación en el proyecto multinacional.

Estados Unidos, de acuerdo con la versión de prensa, está interesado en complicar el destino de South Stream no solo por motivaciones políticas, en referencia a la retórica antirrusa de Washington.

Kiev evalúa el traspaso a compañías norteamericanas y europeas de los gasoductos y Flujo Sur reduciría a cero el valor de los activos ucranianos, sostiene el rotativo ruso.

En relación con esos planes, el primer ministro ucraniano, Arseny Yatseniuk, adelantó la semana pasada sobre una reconstrucción de la estatal compañía Naftogaz Ucrania, consistentes en la retirada de su jurisdicción de las tuberías principales y de los almacenes de gas.

Yatseniuk dijo que esos activos serán usados de manera conjunta por Estados Unidos y la UE.

Al mismo tiempo, el gobierno de Kiev lleva a cabo negociaciones con las trasnacionales Shell, ExxonMobil y Chevron para su participación en el control del sistema de transportación nacional, que pasó a Ucrania tras la desintegración de la Unión Soviética.

El proyecto concertado por Gazprom con las empresas homólogas de Bulgaria y Serbia concebía la salida del gasoducto por territorio búlgaro hacia el sur y centro de Europa para fines de 2015, con una potencia de bombeo inicial de unos 61.000 millones de metros cúbicos de gas anuales.

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