MADRID.- La Comisión Europea indicó en sus nuevas
recomendaciones a España que traslade la presión fiscal desde los
tributos al trabajo hacia los que gravan el consumo, como el IVA.
"(...) Trasladar la imposición hacia tributos menos distorsionadores
como los que gravan el consumo o el deterioro del medio ambiente (por
ejemplo, los aplicados a los combustibles) o impuestos recurrentes sobre
bienes inmuebles", dijo el lunes la Comisión en su informe sobre las
reformas y el plan de reequilibrio financiero de España en 2014.
"Queda margen para aumentar los impuestos al consumo y aumentar su
eficiencia ampliando la base del IVA", dice la Comisión, añadiendo que
pese a la subida de este impuesto en 2012 algunos artículos pasaron del
tipo general al reducido.
Por ello Bruselas recomienda que algunos productos gravados con el
tipo reducido (10 por ciento) pasen al general (21 por ciento).
Representantes del Gobierno español se han mostrado contrarios en
varias ocasiones a subir el IVA como parte de una gran reforma fiscal en
preparación que supondrá una rebaja del impuesto sobre la renta y de
sociedades a cambio de la eliminación de una serie de deducciones.
En concreto, este sábado el presidente del Gobierno Mariano Rajoy
adelantó una rebaja en el impuesto de sociedades del 30 a 25 por ciento
para impulsar la economía española y el empleo.
Asimismo, la Comisión instó una vez más a España a que tome medidas
que reduzcan la segmentación del empleo, "en particular reduciendo el
número de tipos de contrato y garantizando un acceso equilibro a los
derechos en caso de cese de la relación laboral".
La Comisión dijo que España tiene que seguir haciendo esfuerzos para
reducir el déficit público, aunque reconoce ya se ha avanzado
"claramente" en este sentido.
"La magnitud y el carácter interrelacionado de los desequilibrios,
en concreto los altos niveles de deuda interna y externa y el elevado
desempleo, implican que siguen existiendo riesgos", dijo.
En concreto, Bruselas considera que si bien las previsiones para el
PIB de este año son "plausibles", existen riesgos de "sobreestimación en
lo tocante a 2015 en comparación con las previsiones de la primavera de
2014 de los servicios de la Comisión", explicó.
De hecho, a continuación indica que las previsiones de crecimiento para 2016 y 2017 "parecen un tanto optimistas".
Además, añade que todavía no se han especificado suficientemente las
medidas concretas para garantizar que se alcanzan los objetivos de
reducción de déficit a partir de 2015.
"El Consejo considera que las medidas en que se sustenta la
estrategia presupuestaria deben especificarse con mayor detalle y que
son necesarios esfuerzos adicionales", señaló.
Tras cinco años de profundo bache económico, el Gobierno español
prevé que el PIB crezca este año un 1,2 por ciento, un 1,8 por ciento en
2015, un 2,3 por ciento en 2016 y un 3 por ciento en 2016.
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