LISBOA.- Los mercados dieron hoy un nuevo espaldarazo a Portugal
en su primera emisión de deuda a diez años tras salir del rescate,
prueba de que la situación general de Europa pesó más en sus decisiones
que las adversidades a nivel nacional.
La incertidumbre a nivel político y económico que genera el veto del
Constitucional a varios de los ajustes aprobados por el Gobierno luso
para este mismo año, y que le obligará a plantear medidas alternativas,
no pareció tener impacto alguno entre los inversores, en contraste con
lo que ocurrió con otras sentencias similares.
El optimismo que se respira actualmente en los mercados con motivo de
las medidas de estímulo aprobadas la semana pasada por el Banco Central
Europeo hizo que el Tesoro luso incluso ampliase el montante a colocar
hasta los 975 millones de euros, 225 más del máximo previsto.
La demanda prácticamente triplicó la oferta inicial y el interés se
fijó en el 3,25 por ciento, la menor tasa registrada en una subasta de
obligaciones lusas a diez años por lo menos desde 2005, tres años antes
de que diera comienzo la crisis internacional.
Esta rentabilidad también es inferior a la exigida en la última
emisión de este tipo de títulos realizada por Portugal antes de cerrar
oficialmente su programa de asistencia internacional -el pasado 17 de
mayo-, cuando la penalización se situó en el 3,57 por ciento.
La subasta fue considerada un éxito por la mayoría de analistas y
supone un motivo de esperanza para el país, que al decir adiós a la
troika recuperó su autonomía financiera, lo que en la práctica le hace
depender de los resultados de sus emisiones de deuda.
Lisboa se vio abocada a pedir el rescate en abril de 2011
precisamente debido al continuo aumento de la presión que ejercían los
mercados.
En su última subasta antes de solicitar la ayuda de la troika, pagó
por sus obligaciones a este mismo plazo una penalización del 6,8 por
ciento, una tasa considerada insostenible por los expertos.
El regreso a las emisiones de deuda a diez años se produce en un
momento de especial tensión entre los partidos lusos, con el debate
público monopolizado por la decisión del Constitucional de anular por
sexta vez algunos de los recortes aprobados por el Ejecutivo.
Hoy mismo, el ministro de Solidaridad, Seguridad Social y Empleo,
Pedro Mota Soares, dejó un mensaje a los jueces al subrayar que la
"previsibilidad" es una condición "muy importante en un país" como
Portugal, que optó por una salida "limpia" de su rescate, sin más apoyo
de sus socios europeos.
El Gobierno portugués, de signo conservador, apuntó directamente al
Alto Tribunal como una causa de inestabilidad debido a sus vetos, lo que
provocó una enorme polémica que todavía perdura.
El fallo obliga a presentar medidas alternativas que compensen el
impacto en las cuentas públicas de los ajustes censurados, con un valor
máximo de 1.300 millones de euros.
La sentencia pone en cuestión los objetivos de reducción de déficit
público a los que se comprometieron las autoridades lusas, por lo que la
UE y el FMI suspendieron temporalmente la transferencia del último
tramo del préstamo de 78.000 millones de euros que concedieron a
Portugal, equivalente a unos 2.600 millones de euros aproximadamente.
Desde la oposición, el líder del Partido Socialista, António José
Seguro -inmerso a su vez en una batalla interna por retener la
secretaría general- defendió hoy que la menor presión de los mercados
debería reflejarse en un "alivio de los sacrificios" a los que están
sometidos los portugueses.
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