PARÍS.- Nueve líderes socialdemócratas de la Unión Europea, reunidos hoy en
París por el presidente francés, François Hollande, han respaldado el
nombramiento del conservador Jean-Claude Juncker al frente de la
Comisión Europea, dada la victoria del Partido Popular Europeo (PPE) en
los pasados comicios.
"Respetamos las instituciones europeas y el
espíritu de las elecciones y que el partido que acabó en cabeza pueda
proponer a su candidato, en este caso Juncker", ha indicado el
mandatario al término del encuentro.
El presidente francés ha señalado que la designación del ex primer
ministro luxemburgués debe englobarse en una renovación completa de las
instituciones europeas, que incluye también al presidente del Consejo
Europeo y del Parlamento, en el que, ha dicho, los socialistas tienen
que optar a puestos. Hollande ha señalado que el puesto de Catherine
Ashton al frente de la política exterior "será renovado".
A la reunión de hoy han asistido, además del presidente francés, los
jefes de Gobierno de Italia, Mateo Renzi; Bélgica, Elio di Rupo;
Rumanía, Victor Viorel Ponta; Dinamarca, Helle Thorning-Schmidit;
Eslovaquia, Robert Fico, y República Checa, Bohuslav Sobotka, así como
el canciller austríaco, Werner Faymann. También han estado el
vicecanciller alemán, Sigmar Gabriel, y el candidato socialdemócrata a
la presidencia de la Comisión Europea en las pasadas elecciones a la
Eurocámara, Martin Schulz.
Los líderes han mostrado su respaldo al candidato conservador Jean-Claude Juncker, dada la "amplia victoria" del Partido Popular
Europeo (PPE) en los comicios de mayo pasado. Hollande ha señalado que
la batalla de los próximos días será la de "nombrar a las buenas
personas en los buenos puestos para llevar a cabo las buenas políticas".
En este sentido, los líderes socialdemócratas han reclamado un giro,
que Hollande propondrá en el Consejo Europeo de los próximos días 26 y
27 y que pasará por flexibilizar al máximo el pacto de estabilidad,
favorecer el empleo juvenil y propugnar inversiones en el terreno
energético.
El mandatario francés ha señalado que el pacto de estabilidad permite
cierta flexibilidad, que reclaman muchos países, para que su
cumplimiento no entorpezca el crecimiento económico. Ha descartado una
renegociación del pacto, que sería "demasiado larga" y con un final
incierto, pero ha pedido que se usen "al máximo" los mecanismos que
incluye para "aligerarlo en todos los países".
En este sentido, Hollande
ha mostrado su apoyo a la propuesta italiana de que no se tengan en
cuenta ciertos gastos estructurales a la hora de calcular el déficit.
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