PARÍS.- El primer ministro francés, Manuel Valls, respondió hoy
al pulso lanzado por los sindicatos en la tercera gran conferencia
social del mandato socialista con una hoja de ruta centrada en el
empleo, el crecimiento y el diálogo social y la advertencia de que todas
las partes implicadas deben cooperar.
Este gran encuentro junto con la patronal -centrado en potenciar el
trabajo y la puesta en marcha del "pacto de responsabilidad", que ofrece
a las compañías una reducción masiva en el pago de las cotizaciones
sociales para mejorar su competitividad e incentivar el empleo- recibió
el boicot parcial de cuatro sindicatos que acusan al Ejecutivo de ceder a
las presiones de los líderes empresariales.
La CGT, FSU, FO y Solidaires no se sentaron hoy en la mesa de
negociación ni asistieron al discurso de clausura de esta cita, en
protesta, entre otros puntos, por la decisión gubernamental de aplazar
un año, a 2016, la aplicación de algunas ventajas que permitían
adelantar la jubilación a las personas con los trabajos más duros.
"Es su derecho, pero lamento su actitud, que no hace avanzar las
cosas (...) Un rechazo prolongado del diálogo sería una postura
incomprensible. La situación de nuestro país exige de todos un sentido
elevado de la responsabilidad", dijo Valls, quien hoy cumple sus
primeros cien días al frente del Ejecutivo.
El presidente del Gobierno francés, que aspira a lograr un acuerdo
global entre todos los agentes sociales, consideró que esta reunión
"abre una nueva página" de trabajo conjunto.
Y en esa vía se marcó tres prioridades: "Más empleo, más crecimiento y
más diálogo social", con una movilización "excepcional" de fondos y
promesas en favor del poder adquisitivo, como la prolongación "perenne"
de las medidas fiscales anunciadas en mayo pasado, que beneficiarán a
casi cuatro millones de franceses.
El trabajo, destacó, "es la primera prioridad porque también es la
primera preocupación de los franceses", ante una tasa de desempleo que
ronda el 10 por ciento de la población activa y frente a la que se
anunciaron nuevos pasos en favor de los jóvenes, las personas con menos
cualificación y los mayores de 50 años.
Valls anunció respecto al desempleo que durante los próximos dos años
se va a recurrir a 160 millones de euros de fondos europeos para los
jóvenes que más lo necesiten y que el Ministerio de Trabajo va a poner
en marcha un plan de acción específico para los mayores, con contratos
de inserción y un mejor acompañamiento.
El primer ministro indicó que se va a disponer de 200 millones de
euros adicionales a partir de la próxima semana para alcanzar el
objetivo de llegar en 2017 a las 500.000 personas en formación
profesional.
Insistió en que estos planes, "para ser eficaces, necesitan
crecimiento", tanto en Francia como en Europa, y opinó que la nueva
Comisión Europea representa "una oportunidad única para cambiar las
cosas".
"Recuperar el crecimiento supone movilizar todas las energías de este
país. Eso implica confianza. Y la confianza pasa por el diálogo
social", resumió en una intervención en la que avisó de que el Ejecutivo
no se va a retractar en la aplicación del llamado "pacto de
responsabilidad".
Ese plan pretende ahorrar 50.000 millones de euros en gasto social
para financiar, en gran medida, una reducción masiva en el pago de las
cotizaciones sociales a las empresas para mejorar su competitividad e
incentivar la creación de empleo.
"El esfuerzo que la nación hace en favor de las empresas no tiene
precedentes. El Gobierno cumplirá sus compromisos", subrayó Valls, quien
hizo hincapié en que espera ese mismo esfuerzo del sector empresarial y
una movilización por su parte que "todavía no está a la altura".
Valls, que en sus mejores tiempos rozó un nivel de popularidad del 70
%, porcentaje que ahora se ha rebajado al 53 %, cerró su discurso con
un llamamiento a la necesidad de estar a la altura de las exigencias y
de no romper el diálogo que permita cumplirlas.
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