LOS ÁNGELES.- Los aspersores afuera del Capitolio de California están apagados y el
pasto se está marchitando, las "estaciones de agua" con un toque de
limón y pepino en el edificio de pensiones del Estado han desaparecido,
los reos en las cárceles toman duchazos más breves y las personas que
acampan en algunos parques populares ya no pueden bañarse ahí.
Con
medidas grandes y pequeñas, el gobierno estatal se esfuerza por ahorrar
agua en su intento por cumplir con la petición del gobernador Jerry
Brown de que todos —desde los residentes hasta los negocios y las
agencias estatales— reduzcan un 20% su uso.
Aun así, seis meses
después de que Brown declaró una emergencia por la escasez de agua,
pocas agencias estatales saben si sus esfuerzos de conservación están
cumpliendo el objetivo. No se les exige que comparen su consumo de este
año con el de 2013, y pocas lo han hecho.
Se le preguntó a las once agencias o departamentos que
utilizan la mayor cantidad de agua cómo fue su consumo durante el primer
semestre de 2014 en comparación con el año pasado.
Sólo cuatro
pudieron proporcionar información detallada sobre el uso del agua en los
edificios que administran, y en algunos casos les llevó varias semanas
generar los datos. Otras presentaron algunas facturas de compañías que
la suministran después de haber sido contactadas, información que
reconocieron era insuficiente para medir la efectividad de los esfuerzos
por ahorrar el líquido.
Uno de los mayores usuarios de agua, el
Departamento de Transporte de California, proporcionó información de
2014 para las cuentas de consumo en cuatro ciudades y un condado, y no
pudo dar ninguna cifra de 2013. La agencia tiene más de 7.500 cuentas.
"Obviamente,
tenemos algo más de información por revisar", afirmó el portavoz Mark
Dinger a través de un mensaje por correo electrónico. La agencia cree
que cumplirá o incluso ahorrará aún más agua de lo que solicitó el
gobernador, señaló.
La falta de un sistema de registro por parte
del Departamento de Transporte y otras agencias es un ejemplo más de
cómo el estado pasa apuros para llevar registro de su uso del agua. Una
noticia reciente reveló detalles de la manera en que los
reguladores estatales desconocen cuántos billones de litros han sido
desviados para su uso en campos de uso agrícola, por empresas y otras
entidades que tienen "antiguos derechos sobre el agua" que les permiten
recibir el líquido gratuitamente.
Con California bajo el yugo de
su peor sequía en una generación, Brown declaró un estado de emergencia
el 17 de enero y pidió a residentes y agencias que disminuyan su uso. No
hay ninguna penalización por no cumplir con la solicitud.
Sin embargo, los residentes sí pueden enfrentar multas de parte de las autoridades locales por desperdiciar agua.
La
Junta Estatal de Control de los Recursos Acuíferos, frustrada al
enterarse que el consumo en todo el Estado aumentó un 1% en mayo en
comparación con el año pasado, votó este mes para imponer multas de
hasta 500 dólares diarios por desperdicio del agua al aire libre, tal
como un riego excesivo de jardines y lavado de aceras.
El contar
con un registro sobre el uso del agua de parte del gobierno del Estado
no es lo mismo que revisar una factura residencial, dijeron funcionarios
estatales.
Con miles de cuentas que son cobradas en fechas
distintas y diversas maneras de medir el consumo según la compañía que
suministra, la labor de compilar los datos ha demostrado ser compleja,
dijo Brian Ferguson, portavoz del Departamento de Servicios Generales,
que está ayudando a coordinar la respuesta estatal a la sequía.
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