BERLÍN.- La canciller alemana, Ángela Merkel,
desgranó hoy sus prioridades para la Unión Europea en los próximos
años, una agenda de corte liberal y más austeridad que difiere en la
acentuación de la acordada por los países de la UE la semana pasada y
resalta las demandas británicas.
La propuesta, perfilada por la canciller ante el congreso del ala
económica de su partido, la Unión Cristianodemócrata (CDU), se centra en
aprovechar el potencial de las nuevas tecnologías, reducir las trabas
burocráticas, recortar las competencias de la Comisión Europea (CE) y
cerrar un acuerdo de libre comercio con EEUU.
A través de estos puntos, argumentó la jefa del Gobierno alemán, se
consolidará la recuperación económica europea y se podrán crear puestos
de trabajo para los "millones de desempleados" que actualmente hay en la
UE.
Además, en la agenda deben mantenerse otras prioridades, agregó
Merkel, como la consolidación fiscal que ella impulsó en toda la Unión
Europea (UE) y la implementación de reformas estructurales para mejorar
la competitividad.
"Tres años después de haber aprobado el nuevo pacto de estabilidad
volvemos a discutir lo que no deberíamos discutir nunca", afirmó en
referencia al debate, espoleado en las últimas semanas por los Gobierno
de Francia e Italia, para flexibilizar los límites y plazos para reducir
el déficit.
Merkel disfrutó de un público de empresarios y correligionarios
proclives a este discurso y del apoyo de ponentes que apuntaron en la
misma dirección, como el primer ministro de Irlanda, Enda Kenny, el
miembro francés del comité ejecutivo del Banco Central Europeo (BCE),
Benoit Coeuré, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, y su propio
ministro de Finanzas, Wolfgang Schäuble.
Coeuré instó en su intervención a los países de la eurozona a "no
abandonar la consolidación fiscal" e incluso a "acelerar las reformas",
ya que el ajuste -dijo- es "esencial".
"Cumplan con las normas acordadas", advirtió sobre los límites de
déficit, "y no traten de retorcer las normas hasta el punto de que se
pueda poner en cuestión la credibilidad del marco legal".
Según Coeuré, las reformas deben acabar con la sobrerregulación,
promover la productividad y permitir que las empresas se puedan centrar
en innovar y crecer.
Por su parte, Schäuble apostó por implementar las reformas aprobadas y
cumplir lo pactado: "Se trata simplemente de implementar todo lo
acordado. Si lo hubiésemos hecho no haría falta hablar de
flexibilización".
Sobre la denominada "agenda digital", Merkel señaló que las nuevas
tecnologías "se están fundiendo" con la industria tradicional y que
Europa debe reaccionar para ser competitiva -entre otras cuestiones,
creando un "mercado digital común"- o corre el riesgo de ser
"sobrepasada" por otros países.
Con respecto al tratado de libre comercio con EEUU, abogó por
combatir los "falsos argumentos" con los que se critica el acuerdo que
actualmente negocian Bruselas y Washington y por "lograr que se apruebe"
finalmente.
"Tenemos mucho trabajo por delante, pero estoy absolutamente comprometida con el acuerdo", apostilló.
Además, indicó que Europa debe pasar de apoyar financieramente
proyectos de infraestructuras, como ha hecho de forma intensa en el
pasado, a invertir en "ideas con valor añadido".
El primer ministro irlandés se posicionó de forma similar a la
canciller durante su intervención, en la que dibujó una agenda que
acentúa la reducción de la burocracia, la mejora del flujo del crédito,
el acuerdo comercial con EEUU y la consolidación fiscal.
"Tenemos que seguir tomando decisiones, que a veces son duras, que a
veces son muy difíciles de explicar y que generan frustración e
incomprensión, pero tenemos que tomar estas decisiones para cumplir con
nuestro mandato", aseguró.
Además, los líderes europeos tienen una tarea más, a juicio de Kenny:
"tenemos que asegurar que el Reino Unido permanezca en la UE".
Merkel y otros líderes europeos han tratado de enfatizar la
importancia de la agenda de prioridades europea -incluyendo las demandas
de Londres- frente a la elección de cargos tras la oposición del primer
ministro británico, David Cameron, a la nominación de Jean-Claude
Juncker a la presidencia de la Comisión Europea.
Cameron advirtió que la salida de Reino Unido de la UE estaba más
cerca si salía elegido Juncker, al que considera demasiado federalista y
no apto para el puesto.
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