jueves, 28 de agosto de 2014

Alemania, dispuesta a diluir la austeridad para una Francia en reformas


BERLÍN.- Tras hacer tragar la medicina de la austeridad a las economías más pequeñas de la zona euro durante los últimos cuatro años, Alemania está mostrando clemencia hacia Francia, su más estrecho aliado.

Alemania está preocupada ahora por la salud de Francia -o "KRANKreich" (juego de palabras para "imperio enfermo) como la ha llamado el diario superventas alemán Bild-, y no solo porque la crisis de Ucrania esté dañando su propia economía.

Lo último que le faltaba a Alemania es profundizar sus problemas hacia el oeste.

La conclusión es que Berlín está por la labor de aflojar la correa a París mediante un toma y daca: un compromiso del presidente francés, François Hollande, para implementar las reformas y que Alemania le conceda más tiempo a su vecino para poner sus finanzas en orden.

Alemania se ha animado con la remodelación que ha hecho Hollande en el gobierno francés esta semana y su compromiso con las reformas y recortes presupuestarios.

El socialista, el presidente francés menos popular en más de medio siglo, ha echado al inconformista ministro de Economía Arnaud Montebourg por una diatriba contra la "obsesión" alemana por la austeridad y ha demostrado que está dispuesto para enfrentarse a los escépticos.

Carsten Schneider, un miembro senior de los socialdemócratas que comparten poder con los demócrata-cristianos de la canciller alemana, Angela Merkel, subrayó la importancia de que Francia no se limite a anunciar reformas sino a ejecutarlas. Pero dio a entender que habría alguna ayuda.

"Tenemos un interés vital, da igual si somos socialdemócratas o demócrata-cristianos, de que Francia vuelva a ponerse de pie", dijo.

"Sólo puedo cruzar los dedos para que (el primer ministro francés Manuel) Valls tenga ahora apoyo para sus reformas. Debemos ayudar a Francia para que siga estable", añadió.

Alemania ya ha mostrado ciertas señales de flexibilidad en su rígida postura sobre la disciplina fiscal que adoptó durante los primeros años de la crisis de la zona euro.

El año pasado, Berlín cambió el foco hacia una "consolidación amiga del crecimiento" que siga alentando a los países a equilibrar sus presupuestos y recortar sus déficit, pero también a tomar medidas que aborden el desempleo y fomenten el crecimiento.

El Gobierno alemán también está tolerando subidas de salarios en Alemania, que pueden impulsar la demanda interna y reducir competitividad relativa, un acicate para otras economías de la zona euro.

También se está creando una tendencia hacia una mayor clemencia fiscal después de que el presidente del Banco Central Europeo, Mario Draghi, pusiese en un relevante discurso el pasado viernes más énfasis en el estímulo fiscal que en la austeridad al pedir a los gobiernos que fomentasen la demanda.

Las palabras de Draghi recogían un deseo por alejarse de la austeridad que está liderando el primer ministro italiano Matteo Renzi.

Bajo la presión de Renzi, los líderes europeos acordaron en junio hacer el "mejor uso" de la flexibilidad que contienen las normas fiscales de la zona euro mientras los países lleven a cabo las reformas.

Otro factor que está cambiando las reglas del juego es el trasfondo macroeconómico.

Hasta este año, el gigante económico alemán había seguido adelante a pesar de los problemas que sufrían otros países de la eurozona. Pero la contracción de la economía germana en el segundo trimestre, la desaceleración de la inflación y el enfriamiento de las empresas europeas por la crisis de Ucrania han reforzado los argumentos hacia una mayor tendencia a una mayor indulgencia fiscal.

La determinación mostrada por Hollande para implementar las reformas probablemente le dará a Berlín la tranquilidad necesaria para aflojar ligeramente las riendas fiscales. Esto podría traducirse en un nuevo desahogo para Francia.

Francia ya recibió una prórroga de dos años para cumplir con los objetivos de déficit en 2015. El país dice que seguirá adelante con un recorte presupuestario de 50.000 millones de euros en 2015-2017 pero no irá más allá.

Norbert Barthle, líder de la comisión presupuestaria de los demócrata-cristianos de la alemana CDU, dijo a Reuters que France era el mayor "dolor de cabeza" de Alemania y que esperaba que la crisis de gobierno ejerciese presión sobre Hollande para ejecutar las reformas.

Pero sugirió que Alemania acordaría conceder a Francia otro aplazamiento para llevar su déficit por debajo del techo del 3 por ciento que establece la UE.

Barthle dijo que otra prórroga "sólo sería aceptable si la Comisión Europea dice claramente lo que se espera de Francia. Asumimos que Francia se atendrá a lo que ha firmado, pacto fiscal incluido".

La normativa comunitaria estipula que los gobiernos deben apuntar a un presupuesto próximo al equilibrio o en superávit y que también tienen que reducir la deuda pública. Pero las normas también dicen que los gobiernos pueden obtener más tiempo para alcanzar el equilibrio presupuestario si implementan reformas que tengan un demostrable impacto positivo en el crecimiento.

Marcel Fratzscher, presidente del instituto económico DIW, dijo que era poco probable que Francia lleve el déficit por debajo del 3 por ciento antes de 2016, así que Alemania probablemente no tendrá otra elección que darle a Francia más tiempo.

"El Gobierno alemán sabe que la cuestión está en lo que se se comprometa el Gobierno francés a cambio; si realmente puede probar que está haciendo muchos progresos en las reformas estructurales, podría haber más voluntad", dijo.

Alemania podría ofrecer a Francia algunas concesiones, pero no quiere que le tomen el pelo.

Para protegerse contra cualquier demora, Berlín seguirá mantendrá la presión sobre los países con más dificultades del euro para que recorten sus déficit y trabajen por el equilibrio presupuestario con el fin de evitar abrir las compuertas de una política fiscal más laxa.

"El peligro es que Francia, posiblemente junto con Italia, derriben por detrás lo que nos ha costado tanto construir", dijo un alto funcionario alemán.

Martin Koopmann, director general de la Fundación Genshagen, un instituto por la cooperación franco-alemana en Europa, dijo que el Gobierno alemán enfocaría los problemas de Francia con "una dosis significativa de pragmatismo" y probablemente concederá a regañadientes otra prórroga.

Al final, Alemania tiene un interés particular en no exprimir demasiado a Francia, que es su mayor mercado de exportación.

Aunque Alemania seguirá pidiendo a los países que cumplan sus reformas estructurales y consigan el equilibrio presupuestario, su dependencia de la demanda europea de productos alemanes significa que no podrá permitirse ser demasiado dura con Francia, dijo Koopmann.

"No va en el interés de Alemania postrar a Francia de rodillas con una política de austeridad excesiva, es más una cuestión de reformar Francia e incluso aunque eso se prolongue mucho, el principal objetivo será que Francia vuelva a ser un sólido mercado de ventas", añadió.

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