sábado, 16 de agosto de 2014

Contratiempos económicos colmaron la semana francesa

PARÍS.- El estancamiento del Producto Interno Bruto (PIB) de Francia en el segundo trimestre del año y las consecuencias de este fenómeno, figuraron entre las noticias de mayor impacto a lo largo de la semana que finaliza. 

De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadísticas y Estudios Económicos (Insee), entre abril y junio el PIB galo tuvo un crecimiento de cero por ciento, como ya había ocurrido en el período de enero a marzo.

Se confirmó así la inmovilidad de la economía durante la primera mitad de 2014, lo cual obligó al gobierno a renunciar a sus metas y reducir la proyección de crecimiento del uno al 0,5 por ciento.

El ministro de Finanzas, Michel Sapin, reconoció, asimismo, que el déficit público superará los cuatro puntos, en lugar del 3,8 previsto al principio del año.

Es un duro revés para un gobierno que había anunciado una reactivación de la economía prácticamente a la vuelta de la esquina, dijo el viernes el doctor en ciencias políticas Thomas Guénolé.

Además, como el presupuesto de la nación de 2014 se calculó sobre bases más optimistas, el ejecutivo tiene que hacer ajustes en los próximos cuatro meses, pero también modificar las estimaciones del año próximo.

El proyecto de ley de gastos e ingresos de 2015 debe estar terminado a finales de septiembre para enviarlo a la Asamblea Nacional y el Senado donde será discutido por los legisladores.

Debido a las actuales condiciones, casi es un hecho que Hollande no podrá cumplir su compromiso con la Unión Europea de bajar el déficit público a menos del tres por ciento del PIB el año venidero, lo cual podría acarrearle a Francia sanciones financieras y administrativas.

Las malas noticias incluyen la caída del índice de precios al consumidor en tres décimas de punto en julio respecto al mes precedente, anunciada por el Insee el miércoles.

La información reavivó los temores de un eventual período de deflación, es decir la caída generalizada de los precios, alimentados por declaraciones en este sentido del presidente François Hollande a principios de agosto, cuando comenzaban las vacaciones del verano.

El jefe de Estado dijo entonces que tanto Francia como la zona euro podrían sufrir este fenómeno, cuyas primeras consecuencias son la reducción de la producción y de los salarios de los trabajadores, así como un rápido aumento del desempleo.

La situación es más compleja aún porque no es sólo la nación gala la que está en dificultades en este continente.

Esta semana la agencia europea de estadísticas Eurostat informó que también el PIB de la eurozona se estancó entre abril y junio, e incluso, la poderosa economía alemana sufrió un retroceso de cinco décimas de punto.

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