MONTEVIDEO.- Por su tamaño y características, Uruguay debe ampliar su conexión
exterior. Un escenario de comercio multilateral es el menos costoso y
más conveniente, en el cual el Mercosur –tal como está ahora– es una
traba y una limitación, señaló el diplomático Carlos Pérez del
Castillo, durante una disertación en la Cámara Uruguay-EEUU.
En ese
panorama, el exembajador de Uruguay ante Naciones Unidas, la
Organización Mundial de Comercio, entre otras organizaciones
internacionales –entre 1998 y 2004– aseguró que el país puede
convertirse en una suerte de “bisagra” entre el bloque regional y la
Alianza del Pacífico, y planteó, a través de dos rumbos de acción, el
camino para que el Mercosur le permita a Uruguay extender el comercio
internacional sin abandonar el bloque.
Pérez del Castillo señala que la Alianza del Pacífico, conglomerado
que integran Chile, Colombia, Perú y México, es uno de los ejes
centrales del modelo de inserción externa que “actualmente predomina en
el mundo”, como el Acuerdo de Asociación Transpacífico, que integran
–entre otros– Chile y Nueva Zelanda, y el Acuerdo Transatlántico sobre
Comercio e Inversión, una propuesta de tratado de libre comercio entre
EEUU y la Unión Europea.
Para el diplomático, Uruguay cuenta con mucho “campo fértil” para avanzar con la Alianza del Pacífico, especial por su ubicación geográfica y su “buena reputación internacional”. El país se puede transformar “en un denominador común entre este bloque y el Mercosur y actuando como Estado ‘bisagra’ entre ambos grupos, oficiando de puerta de entrada y salida entre el Atlántico y el Pacífico”.
Para el diplomático, Uruguay cuenta con mucho “campo fértil” para avanzar con la Alianza del Pacífico, especial por su ubicación geográfica y su “buena reputación internacional”. El país se puede transformar “en un denominador común entre este bloque y el Mercosur y actuando como Estado ‘bisagra’ entre ambos grupos, oficiando de puerta de entrada y salida entre el Atlántico y el Pacífico”.
El actual consultor
internacional independiente y vicepresidente del Directorio del Consejo
Internacional sobre Políticas de Comercio, Alimentación y Agricultura,
del Grupo Unesco de Expertos sobre Reformas Institucionales, puso sobre
la mesa dos escenarios posibles para el gobierno uruguayo que asuma el
año próximo, en cuanto a los instrumentos para enfrentar los obstáculos y
limitaciones que impone actualmente el Mercosur.
En una primera estrategia, el nuevo presidente tomaría la iniciativa
de convocar al Consejo del Mercado Común (CMC), que tendría como
principal objetivo “sincerar” el proceso de integración regional para
adaptarla a las nuevas realidades políticas y para flexibilizar las
modalidades de negociación externa de los miembros, “tanto en el marco
de negociaciones Mercosur con terceros países, como en el ámbito de
negociaciones bilaterales de sus miembros”.
“Se trata de volver a plantearse las etapas de instrumentación del
Tratado de Asunción para atender necesidades de desarrollo que el
Mercosur está bloqueando actualmente. En la práctica, significa definir
conjuntamente una nueva configuración de compromisos y obligaciones
entre sus miembros, sustentados en las realidades del momento y dotarse
de las necesarias flexibilidades que den espacio para el logro de tales
objetivos y el restablecimiento de su credibilidad”, apuntó Pérez del
Castillo.
En un segundo escenario, planteado por el embajador, el futuro
gobierno uruguayo descartaría plantear el asunto en el CMC y, sin
abandonar su condición de miembro pleno del Mercosur, el país asumiría
unilateralmente una estrategia de inserción externa sin requerir
aprobación previa de los demás componentes del bloque.
“Ante la renuncia de tomar la iniciativa de plantear formalmente el
sinceramiento y reactivación viable del Mercosur, el gobierno entrante
debe tener conciencia de que enfrentará una situación de statu quo del
Mercosur, caracterizada por un proceso paralizado y conflictivo que le
reducen al país espacios de libertad y le impiden el logro de sus
legítimos objetivos de desarrollo. Ante esta situación no puede
permanecer pasivo, debe asumir sus responsabilidades e implementar
acciones que permitan la defensa de sus legítimos intereses”, indicó el
exembajador. Eso sí, el país deberá estar preparado, como sucede
actualmente, a “seguir sufriendo” las decisiones de los grandes socios
que no contemplan los intereses de las naciones pequeñas.
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